viernes, 31 de enero de 2014

Cuentos para un año de Luigi Pirandello



 Me he tragado los tres volúmenes de cuentos de Pirandello  que vienen con el título de “Cuentos para un año” editados por Nórdica. Un autor que se ha hecho célebre por darle vueltas al absurdo y al hecho de que un personaje puede ser más persona que muchas personas, con lo que esto tiene de deprimente e intranquilizador.
Quitando dos o tres cuentos que transcurren en USA (¿???) siempre con la emigración como motivo y otros dos o tres que inciden en la problemática de verse superado por sus personajes, el resto son cuentos costumbristas, situados en Sicilia.
El costumbrismo no es un estilo muy cultivado en estos tiempos, más que nada porque ser costumbrista hoy viene a ser como intentar decir que es lo que se lleva en las pasarelas. La complejidad en cuanto a modos de vida, los innumerables puntos de vista para cada cuestión hacen inviable un patrón costumbrista.
Pero una cosa tiene Pirandello que no pasa de moda y aguanta el paso del tiempo tan lozana y fresca como el primer día: La perspicacia y la capacidad de observación.
Josep Pla celebra estos cuentos y llega a comparar al escritor siciliano con Proust y Joyce. No me extraña. El escritor ampurdanés disfrutaba también de ese talento: Ver cuando miraba un 80% más, igual me quedo corto, que el resto de los humanos. Sólo los diferenciaba el afán por inventar y el objeto de su foco. Josep Pla lo miró todo. Desde una hormiga que afanosa pasa por delante de él, hasta una nube volandera, pasando por los platos de comida que decoran las mesas de un hostal. E inventaba poco.El hombre para Pla no tiene más significancia que una piedra pulida por las innumerables olas que llevan azotándola desde la Creación. Sin embargo Pirandello se quedó enganchado con el ser humano y ya no salió de ahí. Cuando se cansó de reflejar todo tipo de situaciones humanas de su Sicilia natal, dio el salto al teatro, dónde se hizo famoso universalmente, rebasando las fronteras de lo verosimil pero alimentando la esperanza de anularse para ser otro como en “El difunto Matías Pascal”, o para borrar el límite entre persona y personaje como en sus ”Seis personajes en busca de autor”, o entre realidad e irrealidad, como en “Así es si así os parece” que precisamente sale de uno de estos cuentos para un año, “La señora Frola y el Señor Ponza, su yerno”.
Siempre el hombre y sus tribulaciones en la mente de Pirandello: El sexo, la pobreza, la avaricia, la represión social, la indefensión, el abandono.Nada le es ajeno.
Como no podía ser de otra manera esto trajo consigo en cada cuento una piedad que para no amargar la vida de su autor y la de sus lectores revistió de humor. En “El Señor de la Nave” se pasa todo el cuento hablando de hombres cuando el tema central es un cerdo.Magnífica ironía.
En su cuento "La libreta roja", confirmo:”Hay que ser muy indulgentes con los que habitan la desgracia, porque no es fácil ser honesto cuando no se está bien. Aquellas vidas oprimidas, más muertes que vidas, albergan un hedor húmedo y agrio, que con el tiempo corrompe cualquier virtud”. Unas palabras escritas entre el siglo XIX y XX que hoy por desgracia tienen total vigencia y que bien podrían servir para contestar a todos aquellos que antes en Sudamérica, a los guerrilleros llamaban terroristas, y ahora en el  primer mundo insultan y menosprecian a nuestros indignados, desahuciados y basureros en huelga.
Por eso dijo Leonardo Sciascia «Son tres los escritores que han atravesado nuestro siglo, dando su nombre a nuestras inquietudes, ofuscaciones, aprensiones... esos tres escritores se llaman Pirandello, Kafka, Borges.»

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