domingo, 22 de diciembre de 2019

“Una España mejor” de Mariano Rajoy


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Yo suelo hacer reseñas de películas y hace un tiempo ante lo descarado de la mercadotecnia y el envenenamiento mental que produce empecé a tener el atrevimiento de hacer reseñas de películas que nunca iría a ver, películas que por su temática, su planteamiento, sus actores, delataban la intención y la mediocridad que las asistía. Más que películas, producto.
Pero hacer lo mismo con un libro no me parecía de recibo, no me atrevía. Primero porque no hay en la aparición de un libro nuevo en el mercado la descarada campaña publicitaria que suele asistir a las películas antes de su estreno, con la que mi indignación se pone en ebullición y ya no veo espectadores yendo a las salas si no besugos picando el anzuelo. Y que me perdonen los besugos, que tienen la justificación del hambre.
Así que no osaba.
Hasta que apareció este libro. Aún dudaba.
Hasta que me acordé de Josep Pla, este enorme escritor, el mejor en lengua catalana por mucho que el nacionalismo y el independentismo catalán se hagan los despistados; este escritor, decía, confiesa en el retrato que hace de uno de sus “homenots”, que no conoce ni ha visto nunca al retratado. Se trata de Joaquim Ruyra. Lo confiesa y se muestra sorprendido porque algunos de los conocidos que han leído el retrato y conocen a Joaquim Ruyra admiten que el retrato es bastante acertado. Después explica la técnica de la que se ha servido y que viene a ser: “Por sus obras los conoceréis”.
Así que me dije, ¿Por qué no vas a hacer tú una reseña del libro de Mariano Rajoy sin haberlo leído? Porque obras, actos, elipsis y momentos inolvidables Mariano Rajoy nos ha suministrado a raudales. Y la hice. Aquí está.
Lo primero. En este libro, en su título en concreto, Rajoy se muestra todo lo osado, decidido, provocativo y valiente que no ha sido capaz de ser durante su gobierno, en el que escurrir el bulto ha sido marca de su personalidad. Desde aquella inefable rueda de prensa hasta su despedida a la francesa de la política.
Titular el libro “Una España mejor” es de un grado de atrevimiento inaudito en él.
El hombre que no originó pero que alimentó como ningún Presidente de Gobierno Español había hecho hasta ese momento el entuerto entre el Estado Español y Catalunya, con su cerrazón, su falta de empatía, su democracia impostada y su pereza más física que mental ha sido capaz de ponerle este título al libro.
El hombre que disimuló el rescate al sistema bancario español suministrando dinero a troche y moche a los bancos, dinero de todos los españoles que no volveremos a ver, ha escrito un libro con ese título.
El hombre que ha dejado un país en el que hay cientos de miles de desahuciados sin resolver su problema habitacional ha publicado un libro con ese título.
El hombre que hizo una reforma laboral que ha tenido como consecuencia que muchos españoles aún trabajando no salgan de la pobreza, dice que ha escrito un libro con este título.
El hombre que fue ministro de un gobierno que propició la matanza más grande que ha sufrido este país a manos de terroristas ha sido capaz de ponerle este título a su libro.
El hombre que dirigió un partido con tanta corrupción que la judicatura no dudo en calificarlo de organización mafiosa le pone a su libro este título.
El hombre que es más que sospechoso de haber cobrado dinero negro en sobres y que le envió al tesorero de su partido en la cárcel un sms de ánimo y apoyo, le pone a su libro este título
Una España mejor.
¡Cabe mayor cinismo! ¿Se puede insultar más a todos los españoles y en especial a los que durante su mandato se vieron desprotegidos y abandonados por su gobierno?
En vez de desaparecer sin dejar rastro, algo en consonancia con su desaparición por piernas del Congreso y de la vida política, desde el burladero que supone escribir la piedra y esconderse, intenta reivindicarse sin mojarse… como acostumbra.
No puedo acabar la “noreseña” sin mostrar mi extrañeza por el fenómeno que se ha producido ante la aparición del libro: Es el número uno en las listas de ventas en el apartado de no ficción. Lo que tiene una de estas dos explicaciones: O hay mucho besugo que ha picado o tras esta cifra de ventas hay mucha compra interesada, lo que no me extrañaría viendo reseñas como la que hace Luis María Ansón en su último cortijo “El Cultural”. Una reseña en la que este ¿periodista? acostumbrado a priorizar sus múltiples intereses ante la labor informativa del periodismo, pone el libro y la labor política de Rajoy por las nubes, aunque sin atreverse a obviar el asunto catalán en el que no acabo de ver claro si le parece mal la actuación de Rajoy por defecto o por exceso.
Sea como sea, no he leído el libro ni lo leeré porque no hay ni una vocal que pueda escribir este político y que yo pueda creer.
Si lo hubiera publicado como novela de ciencia-ficción, aún.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

“Los hermanos Sister” de Jacques Audiard (2019)


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Esta película es un poco como su título, que aparte de ponerle un nombre identificativo al film quiere decir algo más. ¿Por qué sino ponerle a los hermanos el apellido Sisters (hermanas en inglés)?  O sea “Los hermanos hermanas”. ¿Un homenaje al cine americano? ¿Un indicativo de la relación que tienen los hermanos? Ni idea. ¿O fue simplemente porque se llama así el libro en el que está basado el guion?
Pues seguramente la película está igual, cargada de buenas intenciones, ya que tiene buenísimos actores, la historia es notable, pero…
¿De verdad que había que hacer otra película del Oeste americano? No sé. Si se ha hecho, seguramente sí.  A mí me sobra, desde luego. No hay nada en ella que me hay llamado la atención.
Y además no sé si quiere ser una película de aventuras, con muertes, persecuciones, avaricia, traiciones o quiere ser una reflexión sobre cómo vivimos nuestra vida a pesar de todos los inconvenientes y sea en el escenario que sea. Y tampoco es que sea importante saber qué ha querido contar el director, porque lo cierto es que no profundiza en nada. No es de aventuras, porque si lo fuera sería muy simple y sin grandes aventuras, sólo matar y huir. Y si fuera reflexiva… se ha quedado en la superficie.
Poco explotado Joaquín Phoenix, no es un actor de carácter, y con la barba queda obsoleta su facultad interpretativa. Tampoco brilla el personaje de Jake Gyllenhaal, tan inquietante en otros films y aquí tan plano. Sólo está en su justa medida John C. Reilly, secundario de lujo en cualquier  película que se precie.
Ese desaprovechamiento de dos excelentes actores es la muestra del resultado desacertado alcanzado con esta película.
Los diálogos, planos, a pesar de estar basada en una novela que no he leído pero que sospecho con más enjundia que la película son fruto de un guión fallido que no consigue captar algo que está en el aire pero que no se consolida. Ni es de humor ni es trágica, ni tragicómica.
El final es de traca, sólo falta un chupete y un patito en la bañera. Sospecho que se ha desaprovechado el libro, que no he leído pero que leeré. Lo juro.
Si usted no ha visto Dead Man (1995) o Grupo Salvaje (1969), véalas y ya está.

viernes, 6 de diciembre de 2019

“Día de lluvia en New York” de Woody Allen (2019)

Resultado de imagen de fosto de “Día de lluvia en New York” de Woody Allen(2019)Deliciosa. Que un profesional con ochenta y tres años sea capaz de hacer su trabajo de manera que el resultado sea fresco, original y lleno de creatividad da una idea de cuanto ese profesional domina su oficio.
Con los ingredientes ya conocidos de sus películas más emblemáticas: La ciudad de New York y una historia de amor con algunos enredos Woody Allen construye un film deliciosos, lleno de chispa, con diálogos ocurrentes, vivos, cargados de intención y guiños y unos personajes cincelados con una precisión y una maestría indiscutible.
Además con ese añadido que supone esa New York tan particular de este director, tan suya, esa ciudad que en esencia ya no existe. Son los edificios, las calles, los hoteles, los paisajes de esa ciudad, pero el alma es la de hace muchos años, tantos como la memoria le permite mirar hacia atrás al director. Este anacronismo es la magia de su cine.
Una historia de amor sencilla, con algún malentendido, algún enredo; una música alimentada de “standars” de jazz y la fuerza teatral de las situaciones que crea le permiten bordar a este genio del cine  una vez más una obra maestra con cuatro mimbres.
No ha sido necesario inventarse una historia loca, desorbitada; no han sido necesarios unos escenarios excesivos, rocambolescos; no ha hecho falta, en fin, lo excesivo. Simplemente talento: Imaginación, creatividad, sabiduría escénica y un texto preciso e ingenioso.
Las interpretaciones de Elle Fanning, la pueblerina de Arizona que llega a New York, y la de Liev Schreiber, el director depresivo, al borde del derrumbe existencial, trasunto del propio Allen, lucen en la historia como dos faros. Ellen Fanning se come todo lo que se pone a su lado y sólo Liev Schreiber es capaz de darle la replica a la acertadísima interpretación de esta actriz. Los demás actores, como suele suceder en las pelis de Allen, están a lo que este se les dice pero no acaban de creérselo. Algo que dota a sus películas de un sabor teatral aunque pasen bajo una tormenta o en el interior de un útero.
Echábamos de menos a este mago del ingenio cinematográfico que con la sencillez construye pequeños diamantes.
Repito, deliciosa la película.
Gracias Sr. Allen por evidenciar que todavía se puede hacer cine dese el simple y sencillo talento del contador de historias. Sin más.

sábado, 23 de noviembre de 2019

“Algo va mal” de Tony Judt


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El bien intencionado libro de Tony Judt está lleno de argumentos, disquisiciones, conclusiones, recetas cargadas de buenos deseos, muy razonables, muy encomiables, muy lógicos. Todo el texto encaminado a conseguir que nuestro mundo tome el sendero de la concordia, la convivencia, la justicia y la igualdad de oportunidades.
Todo está escrito con convencimiento, en un lenguaje llano y todo se apoya en el único actor que puede llevarlo a cabo. El hombre.
Pero hay un fallo en la intención de Judit, un fallo que será el causante de que tanta buena intención quede en nada. Y eso es así porque él parte de un supuesto falso: El hombre es bueno.
No lo es.
Y me parece aquí irrelevante si nace bueno y las circunstancias lo convierten en malo o de si nace decididamente malo, porque tanto en una opción como en la otra, dado que las circunstancias van a estar ahí, el hombre será malo. Es malo. Capaz de hacer daño a sus semejantes con el argumento de múltiples y variopintas razones. Y basta con contemplar la historia, toda, la reciente también.
Esta opinión equivocada lleva a Tony Judit a hacer afirmaciones en el libro que la realidad demuestra equivocadas.
Por ejemplo, en la página 182,

“Una población menos estratificada también está mejor educada: aumentar las oportunidades para los que están abajo en nada empeora las perspectivas de los que ya están bien situados”

¿De verdad?
Que le pregunten a los trabajadores del primer mundo que llevan unos cuantos lustros padeciendo la mejoría de oportunidades de los trabajadores del tercer mundo. O siendo más prosaico: ¿Poner más ingenieros en la calle no complica la vida los que ya lo son?. O más cercanos: ¿No está sufriendo la clase media/baja española el embate de la mano de obra emigrante? O con historia: ¿Se podría hoy tener en casa media docena de sirvientes sólo pagándoles la comida y la cama como hace medio siglo?
El pastel siempre es el mismo y si más gente coge trozo, menos toca a cada uno. Y eso lo sabe la clase poderosa y por eso se agarra con uñas y dientes a sus privilegios y sólo los suelta cuando no tiene más remedio… somos malos.
Se le agradece a Tony Judt la buena intención, pero ya ve…..

Otro ejemplo, en la página 183,

“El egoísmo resulta incomodo aún para los egoístas”

Seguramente. Pero no debe resultar muy incomodo o si resulta, nadie decide dejar de serlo porque si lo hiciera piensa que se vería perjudicado. Así que prefieren vivir con esa incomodidad y seguir siéndolo. De ahí que haya tanto egoísmo… somos malos.
Otro ejemplo, en la página 183,

“De ahí el auge de las comunidades cerradas: Los privilegiados no quieren que se les recuerden sus privilegios”

Error. Viven en comunidades cerradas para no ser molestados y vivir seguros con sus riquezas y el hecho de vivir en ellas les recuerda permanentemente su estado de privilegio. Cosa que indudablemente les encanta.

El hombre del que habla Judt indudablemente existe, sólo hay que ver las conquistas sociales conseguidas, en Occidente sobre todo, pero desgraciadamente no suelen estar en puestos de poder, precisamente por esa condición. En esos puestos suele estar otro tipo de hombres y mujeres. Y es que la naturaleza humana tiene una muestra de tipos y clases de seres humanos de lo más variado.
Y una prueba de esa variedad que vuelve débil su planteamiento y lo convierte en un acto de buena voluntad se puede contemplar en las entrañas de su propio libro. Una variedad que ha utilizado el destino, siempre cruel, para burlarse un poco, cosa que hace casi siempre, de los ingenuos y bienpensantes.
El capítulo 6 que se llama, “¿Qué nos reserva el porvenir?”, en la página 185, está encabezado por una larga cita que empieza:

“El éxito de la democracia de la posguerra radica en el equilibrio entre la producción y la redistribución, regulada por el Estado. Con la globalización este equilibrio se ha roto…….”

Y acaba:

“El crecimiento se opondría a la redistribución; el círculo virtuoso se convertiría en círculo viciosos”

Una cita muy juiciosa de ¡Dominque Strauss-Kahn!

Sí, el expresidente del FMI, que estando en New York, por cuestiones de trabajo, una mañana tuvo la ocurrencia de intentar violar a una camarera del hotel en que se hospedaba…somos malos.
Ya lo sé, su líbido no debe interferir en sus conocimientos de los mercados internacionales, pero queda feo que en un libro con tanta buena intención, aparezca una cita de semejante ser humano. A los editores del libro les recomendaría que para próximas ediciones tuvieran a bien retirar esa cita. Seguro que hay alguna de algún otro lumbreras de la economía que por las mañanas, al levantarse, espere que se le baje “la trempera matinera” por su natural y no a costa de una camarera.
Ni el autor, ni el libro se merecen esa burla del destino a costa de la naturaleza humana. Todo lo que en él se dice es valido y constructivo y podría ser el camino hacia un mundo mejor si todos los hombres de buena voluntad lo dirigiesen, pero suele pasar lo contrario. Lo dirigen hombres que sobre todo quieren un mundo mejor… para ellos y los suyos.
En la realidad los malos siempre ganan o si no lo hacen, se quedan en empate. Nunca han perdido, no sé por qué van empezar ahora.
Eso es así, no sólo porque son malos, también son los más inteligentes. Y si no lo son, contratan a los mas inteligentes, que viene a ser lo mismo. Para eso tienen el dinero…para seguir teniéndolo y si es más, mejor.
Malos de matar… también matamos mucho.


lunes, 18 de noviembre de 2019

“Parásitos” de Bong Joon-Ho (2019)


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Hay dos partes claramente diferentes en esta película. La primera parte en la que el director va construyendo la trama y una segunda parte, que empieza cuando la anterior sirvienta vuelve a la casa, que se inicia con el último sobresalto y que camina hacia el desenlace.
La primera parte es prodigiosa. Tiene todo lo que tiene el cine de calidad y de entretenimiento. Te quedas enganchado a lo que estás viendo y pides más y más. Seguramente ha sido esta primera parte la que la ha hecho, merecedora o no, ganar el premio en Cannes y la que ha despertado los elogios de la crítica, excesivos o no.
La segunda parte comienza también con muy buenas expectativas pero lamentablemente el director o los guionistas no han sabido mantener el nivel y termina convirtiéndose en una mezcolanza de cine de terror, de humor ácido, de psicópatas de pacotilla, vamos que baja el interés de la película casi hasta la previsión del encefalograma plano.
Pero miren lo que les digo, la primera parte es tan buena que merece la pena ir a verla.
Lo del contenido del guion, lo de la interpretación de los actores, lo de quién es parásito, si unos u otros, las libertades estéticas del director, su leve juego simbólico, su búsqueda de complicidades con el espectador, todo está ya probado en el cine. El olor de la pobreza, las clases sociales y la superficialidad de las clases altas, si son ignorantes o no, todo tópicos.
Pero la historia no, la historia es la prueba de que en el campo de la creatividad siempre termina llegando alguien que pone sobre al mesa una suculenta historia. Y alrededor de ella ya todo se convierte en ropaje.
 Me acordé viéndola de “Hierro 3”, también coreana, otra historia magnífica. Lastima, lastima que los guionistas no se devanaran los sesos un poquito para encontrar un desenlace a la altura de la trama planteada.
Podía haber resultado una película inolvidable. Así solamente se ha quedado en una muy buena película.
No se la pierdan. Disfrutaran.

domingo, 27 de octubre de 2019

"Joker" de Todd Philips (2019)


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Una cosa le ha faltado a esta película para ser una obra sobresaliente, brillante. El texto. No el guión, no, pues me parece preciso, bien estructurado, sino lo que tiene que haber dentro del guión. El contenido. Ha faltado un escritor de enjundia, con fundamento, creatividad, para darle el empujón preciso a lo que íbamos viendo, que al no tener ese sustento pues se ha quedado en aguas de borrajas, algo fallido.
Todo acompaña a lo que debería ser la historia de un ser frustrado, discriminado, abusado, fracasado para convertirse en un paradigma por desgracia bastante actual en nuestra sociedad y desde ese planteamiento cargar la narración de reflexiones, preguntas, soliloquios. Acompaña  la fotografía oscura en una ciudad masificada, fría, inhumana. Acompaña un extraordinario Joaquim Phoenix, como siempre, que a pesar de interpretar muchas veces a personajes desmesurados nunca resulta excesivo, no cae en el histrionismo, manteniéndose en el filo como un extraordinario funambulista. Hasta Robert de Niro vuelve a ser actor y hace de locutor de televisión y no de Robert de Niro.
La figura del Joker con ese saber hacer de Phoenix y el trabajo primoroso de encuadres y medios planos, exacto del director nos presenta todo lo que estéticamente se le puede sacar al personaje.
Y a pesar de deslizarse una cierta crítica social, de plantear una posible rebelión de las clases desheredadas, que no me parece tan improbable, no ha cuajado el resultado.
Yo creo que si los redactores del texto, antes de escribirlo, se hubieran empapado de las tragedias de Shakespeare, por ejemplo,  hubieran adquirido la solidez, la profundidad que le falta a los diálogos del film e incluso algún hallazgo del tipo “yo he visto más allá…”
Pero no ha sido posible.
Una película que se ve muy bien y muy a gusto por los ingredientes antes mencionados pero que me ha dejado con hambre.

viernes, 18 de octubre de 2019

"Mientras dure la guerra" de Alejandro Amenábar (2019)


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La filmografía de Amenábar se mueve en dos campos, que en el cine son, si no opuestos, sí totalmente diferentes en el aspecto creativo sin por ello dejar de ser creativos los dos. Si un campo es el de la ficción y la complicidad del espectador, “Los otros” es un excelente ejemplo, el otro tiende a ser didáctico, testimonial y casi siempre arrastrando una tesis, curiosamente uno de sus títulos pero del otro campo, el de la invención y el suspense.
Es en el primer campo en el que según mi opinión brilla más este director, donde suele desplegar un excelente dominio del tempo narrativo y conseguir una empatía evidente con el espectador.
En “Mientras dure la guerra”, evidentemente un film del campo reflexivo, testimonial, no todo le sale bien a Amenábar y no porque no esté llena de aciertos, si no porque al ser una película basada en unos hechos y tener que ceñirse a lo testimonial, la historia queda limitada a lo que se narra. Igual que en un cantautor, cuando la intención coarta la invención.
Como en todas las películas apegadas al acontecer, y “Mar adentro” es por ahora su más brillante ejecución, en ésta Amenábar es justo, equilibrado, se dedica a mostrar y que después el espectador saque sus conclusiones. Aún así esta película ha despertado controversia, a pesar de haber pasado más de ochenta años de los hechos y a pesar de que teóricamente deberían ser sucesos superados. Este es otro valor del arte, crear inquietud, hacer pensar, levantar ampollas, descubrir imposturas. Algo que en el campo del testimonio atrae a este director.
La historia gira alrededor de Miguel de Unamuno, que en aquellos momentos era emblemático, y de los esfuerzos del bando rebelde por llevarlo a su terreno y captarlo para la causa fascista en busca de legitimidad intelectual. La figura de Franco es secundaria y con ello Amenábar muestra su intención didáctica y no partidista.
Para las generaciones jóvenes seguramente la película traerá poca aclaración del “porqué” de la guerra y para las viejas tiene el sabor de eso que te llega a la boca desde el estómago y que no nutre.
A destacar el estupendo papel de Karra Elejalde y Eduard Fernández que consigue de la mano de Amenábar salir de su encasillamiento y en el caso de Elejalde con buenas maneras. Tan dado al histrionismo, aquí está absolutamente contenido. Un gran trabajo.
Y ahora, la pregunta. ¿Era necesaria esta película? Necesaria no, lo siguiente, que se dice ahora.
El arte tiene que ser revulsivo y este film lo es. No triunfará o se verá fríamente en el extranjero, pero aquí levantará ampollas. Nadie quiere ver sus miserias reflejadas en ningún sitio. Menos en un espectáculo público.
Sabor agridulce viéndola. En el guion mucha limitación, poca ambición y ninguna profundización. Ya le pas en “Aspasia”, parece más dotado para el testimonio personal que para el histórico.
No sé por qué se llama “Mientras dure la guerra”. Creo que dada la situación hubiera sido mejor “Mientras siga la guerra”
Una película más propia de un artesano que de un artista.
De todas formas hay que ir a verla, habla de cómo empezó lo que todavía no ha acabado. Y eso que están todos los protagonistas muertos.



sábado, 14 de septiembre de 2019

“Utoya” de Erik Poppe (2019)


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Cuando se produce un hecho trágico, sembrado de dolor, sufrimiento y muerte, y de ese hecho se da poca información, escasean las noticias, todo lo que sea acercarse a él, bien con información periodística escrita, bien reportajes televisivos o documentales cinematográficos, es bienvenido.
Esclarecer los hechos y analizar las causas siempre es bueno porque aumenta el conocimiento para poder evitar posibles repeticiones.
Pero ante un hecho de estas características, hoy en día, es poco probable que no haya información a raudales, muchas veces desbocada, en demasía y en zafarrancho.
Es lo que pasó en su momento con los sucesos que esta película rememora. Nos enteramos de ellos casi en directo. Hubo ríos de tinta informando, analizando y sacando conclusiones de lo que había sucedido mientras sucedía y los meses posteriores, con el juicio incluido al asesino múltiple y protagonista indiscutible del suceso.
El que no se enteró es porque no quiso.
Sucedidas así las cosas era esperable que si alguien se aventura a hacer una película sobre los hechos, lo haga con la intención de añadir algo nuevo. En el plano creativo, quizás una historia con una perspectiva nueva, esclarecedora, original. Quizás un enfoque técnico novedoso, unos personajes llevados al límite. Quizás un tratamiento del asesino que nos llevase a reflexionar sobre la naturaleza humana y el momento político que vive Europa y por ende la sociedad occidental, con los extremismos de derechas creciendo.
En el plano técnico, quizás una forma de rodar sorprendente, en consonancia con cómo sucedieron los hechos.
Era esperable algo que justificase el rodaje de esta película sobre unos sucesos  harto conocidos.
Y esperando nos hemos quedado.
No he encontrado ni una sola razón, ni una escena, que justifique que está película se haya llevado a cabo.
Es un gris documento cinematográfico sin ninguna razón de ser.
Un rodaje correcto en el que se pueden aceptar como débiles aciertos el traqueteo constante de los disparos, la ausencia del asesino, pero ya está.
¡Con tanto para reflexionar que originan hechos como éste!
Apunto uno: Un individuo se agencia unas armas, pone unos explosivos en Oslo, viaja a una isla, asesina a más de setenta personas y deja traumatizadas de por vida a más de trescientas, es detenido, es juzgado y condenado a 21 años de cárcel, lo máximo en Noruega, con el probable desenlace de que dentro de 10 años esté en la calle, libre. O sea que para el 2022 posiblemente sea un ciudadano con todos sus derechos intactos. Bien comido, bien bebido y si se ha aplicado con alguna formación adquirida. Y con su ideología nazi bien arraigada en su cerebro como ha estado dando señales estos años, con denuncias incluidas al Gobierno noruego por diferentes razones. Denuncias escuchadas, atendidas y tratadas por los tribunales de Justicia de ese país.
¿Qué clase de sociedad tenemos?
Para esos e podía haber aprovechado esta película, por ejemplo.
Para que no resulte tan intrascendente e irrelevante como resulta desde todos los puntos de vista, incluido el cinematográfico, que es el que nos ha traído aquí.

jueves, 29 de agosto de 2019

ALREDEDOR DE DFW III



“La Broma infinita” de David Foster Wallace 

Intentar hacer una reseña de esta novela es una quimera, una tarea imposible, una inutilidad, esta novela pide una crítica concienzuda de quizás varios centenares de páginas, así que pido perdón por la osadía y por el lamentable espectáculo de mi fracaso y la osadía de publicarlo, pero mi admiración no me permite callar. Así que aquí van unos apuntes sobre tamaño artefacto que diría Nicanor Parra.

Empezaré por decir que esta novela no tiene una hoja más porque sería de lectura imposible al no poder sostenerse. Los brazos tienen su límite. Sólo esta consideración puso fin a las más de mil páginas que el librote tiene y no que a DFW se le hubiera acabado el tema. De hecho es una historia que podría haber seguido escribiendo hasta su suicidio. Incluso después.

En el siglo XX ya hubo muchos escritores, artistas en general, filósofos, sociólogos, muchos seres humanos en general anunciando que la era industrial acabaría con el ser humano tal y como hasta ese momento había existido. Muchas eran las historias que planteaban una huida hacía el pasado, o sea, la naturaleza, las cosa sencillas, lo simple y muchos los libros que acababan con la victoria de ese regreso o con la derrota si no se conseguía. En esta novela de DFW ya no hay vuelta atrás. Esto está mal y va a ir a peor.

Los autores literarios, seguramente también el resto de seres humanos creativos, le dan bocados a la realidad, algunos bocaditos, lo mastican, lo tragan y después excretan sus obras. DFW se ha atragantado, ha engullido tanta realidad que esta novela suya es USA pasado por un embudo, después de haber sido batido, triturado, liofilizado, uperizado y cuantos procesos pueda uno imaginar. No hay artimaña literaria que no esté presente, ni muestra de libertinaje creativo que no se exhiba.

Nunca me había pasado, ni tan siquiera con su precursor Thomas Pynchon, que yo leyendo a un autor me hubiera preocupado por lo que pasaba por la mente del autor. Con DFW no he dejado de preguntármelo.

¿Cuál es la broma infinita a la que se refiere DFW? Puede ser esta sociedad que nos disfruta más bien que disfrutamos. Puede ser ese universo creado por un Dios inclemente e insuficiente, creado a la vez por el hombre para su consuelo. Puede ser el hecho de que seamos inteligentes y de lo poco que nos sirve… en fin, quizás es infinita porque es todas ellas y alguna más.


Uno se entera de uno de esos asesinatos múltiples  en USA y se lleva las manos a la cabeza, hace aspavientos y elucubraciones de cómo ha podido pasar eso, algo inesperado, terrible y extraordinario. Pero si uno acepta que USA es como DFW la describe en este libro, entonces serán hechos de lo más normal, lo esperado, el resultado lógico. O sea, una relación causa-efecto tipo, si te inflas a comer engordas, si follas sin condón puedes pescar una venérea o quedarte embarazada o si le disparas a alguien en la boca, los dientes lo pueden pasar mal. De donde se deduce que dado que estos hechos suceden, la visión de USA de DFW es más acertada que la que tenemos. Es decir, DFW nos muestra una USA en pelotas, sin aderezos ni abalorios. Auténtica y por eso terrible. Más terrible en cuanto que es tomado por modelo a seguir por muchos otros países.

Ejemplos:

Un adicto calma su ansiedad matando ratas y pegándoles fuego a gatos callejeros. La imagen de uno de ellos en llamas persiguiendo al causante de su desgracia hasta caer carbonizado…

Un hijo, que viene de jugar al tenis, hambriento, entra en su casa, todavía no se ha encontrado a su padre con la cabeza metida en el microondas, y huele deliciosamente. Alguien está cocinando algo suculento y sabroso. Pues así todo el libro. Más de mil páginas.

Los escritores tienen mil voces, cientos de personajes dentro e intentan mostrarlos en sus novelas lo más distantes, lo más significados posibles, entre ellos. DFW, no. La prosa verborreica e inacabable de este autor, ese caudal no puede ser dirigido, filtrado. Esa imaginación no hay mente nacida capaz de ordenarlo. Así que el fresco es un libro  de “El Bosco”.

Si Messi es Cervantes o Shakespeare, todavía no ha nacido el futbolista que se pueda comparar con DFW. Sería algo así como un individuo capaz de avanzar hacia la portería del contrario de espaldas, llegar ante la misma, tener al portero vencido, no disparar a gol y después liarse en una discusión sicodélica con el cancerbero para convencerlo de que él mismo se metiera la pelota dentro de la portería. Cosa que conseguiría. Ante lo cual el respetable no sabría qué hacer, si celebrar el tanto, tirarle petardos al desopilante jugador, llamar a aquello otra cosa que futbol o simplemente mirar al árbitro para ver de reírse un poco de él. Más de mil páginas así. Ni Thomas Pynchon lleva la narrativa tan cerca del mundo loco que vivimos. Ni narrar con tanto acierto los desarreglos que produce en nuestra alma, en el alma humana. DFW se suicidó. No me extraña. Estaba cantado. No se puede ver todo lo que él veía y seguir viviendo. Para eso habría que ser extraterrestre.


Dice, rendido ante su figura, Juan francisco Ferré en un artículo en Letras Libres que “Wallace era el gran cartógrafo de la desquiciada conciencia posmoderna en la fase histórica de su hipertrofia tecnocrática”. Pues sí…


Hay una ristra de fármacos en este libro, con su correspondiente descripción de efectos y composición. ¿Por qué? Porque así es en la realidad. Y DFW es pura realidad cuando escribe, por eso sus libros son inclasificables, raros, sorprendentes, zafios a veces, pero siempre valientes hasta las últimas consecuencias. Escribir así, o ver al vida así, te pone seriamente en peligro.
A uno le preguntan de qué va un libro de mil páginas y antes podía decirlo, más o menos, el argumento, la historia, el estilo, el enfoque, tipo Dostoyevski, Tolstoi, Musil, Barth, Proust… etc., etc. Con el libro de Wallace uno se tiene que limitar a decir, imposible resumirlo, imposible etiquetarlo, imposible explicarlo… en realidad la broma infinita es un libro imposible, imposible de escribir, hasta que lo hizo David F. Wallace. De la misma manera que es imposible digerir todo lo que esta sociedad de ahora, que parece una broma infinita, nos ofrece, nos pide… una sociedad que nos zarandea, un monstruo que nosotros hemos creado y que ya nadie controla…de ahí este libro. La mente prodigiosa de Wallace ha hecho un intento, ha fracasado, claro, pero al menos ha sido un digno rival. Este libro es su lucha.


En el libro de entrevistas que hizo con David Lipsky, (https://cadasegundoajeno.blogspot.com/2019/08/alrededor-de-dfw-ii.html), DFW plasma su teoría literaria que da origen a este enorme libro que no me atrevo a llamar novela.
Explica DFW:

“el realismo impone sobre la experiencia un orden y un sentido que no se dan nunca en la vida real...”

..”¿se aproxima tu vida a nada parecido a una narrativa lineal?”

Y gran parte de mi tarea es imponer algún tipo de orden u otorgarle algún sentido…”
“… Para mí mi vida y mi yo no se parecen en nada a ningún personaje de desarrollo unificado en una narrativa lineal…”



Hay tantos experimentos maravillosos que no se pueden llevar a cabo por eso de nuestra maldita finitud y que no podemos volver de todos los lugares a los que vamos, que no podré leer lo que hubiera escrito Henry James tras leer esta enorme obra literaria de DFW. Seguro que hubiera sido muy entretenido. Uno de los escritores más concienzudos y clasistas de la literatura norteamericana enfrentado al autor, por ahora, que más lejos ha llevado la literatura a la hora de reflejar la complejidad de la sociedad a la que nos enfrentamos y que tiene en USA su cima. Se puede decir que la anterior cima, Thomas Pynchon, ha quedado relegada a una distante posición.

“La broma infinita” es el resultado de lo que en Conversaciones con David Lipsky expresa DFW de la siguiente manera (Pg. 87):
 “..La vida parece iluminarme como una luz estroboscópica y bombardearme con información… Las leo como desahogo del hecho de haber recibido hoy quinientos mil impactos distintos de información, de los que tal vez veinticinco sean importantes”

 En Pag. 89,
DFW: Si tú le encuentras un sentido lineal a tu vida, entonces o bien eres muy raro, o bien podrías ser una persona neurológicamente sana, capaz de extraer, organizar y seleccionar automáticamente la avalancha de la materia que te llega en todo momento……
DL: ¿Trasmitiste eso en el libro?
DFW: No lo sé. Puedo decirte que forma parte de él. Es decir, el libro está estructurado de un modo un poco extraño…

 En Pag.91,
DFW: Pero te diré, pensar siquiera en mirar al otro lado de la habitación y asumir automáticamente que otra persona es menos consciente que yo, o que de algún modo su interior es menos rico y menos complicado y menos intensamente percibido que el mío, me rebaja como escritor.

Es una reseña deslavazada, fragmentaria, lo sé…pero es que me ha dejado así… agotado.