domingo, 22 de diciembre de 2019

“Una España mejor” de Mariano Rajoy


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Yo suelo hacer reseñas de películas y hace un tiempo ante lo descarado de la mercadotecnia y el envenenamiento mental que produce empecé a tener el atrevimiento de hacer reseñas de películas que nunca iría a ver, películas que por su temática, su planteamiento, sus actores, delataban la intención y la mediocridad que las asistía. Más que películas, producto.
Pero hacer lo mismo con un libro no me parecía de recibo, no me atrevía. Primero porque no hay en la aparición de un libro nuevo en el mercado la descarada campaña publicitaria que suele asistir a las películas antes de su estreno, con la que mi indignación se pone en ebullición y ya no veo espectadores yendo a las salas si no besugos picando el anzuelo. Y que me perdonen los besugos, que tienen la justificación del hambre.
Así que no osaba.
Hasta que apareció este libro. Aún dudaba.
Hasta que me acordé de Josep Pla, este enorme escritor, el mejor en lengua catalana por mucho que el nacionalismo y el independentismo catalán se hagan los despistados; este escritor, decía, confiesa en el retrato que hace de uno de sus “homenots”, que no conoce ni ha visto nunca al retratado. Se trata de Joaquim Ruyra. Lo confiesa y se muestra sorprendido porque algunos de los conocidos que han leído el retrato y conocen a Joaquim Ruyra admiten que el retrato es bastante acertado. Después explica la técnica de la que se ha servido y que viene a ser: “Por sus obras los conoceréis”.
Así que me dije, ¿Por qué no vas a hacer tú una reseña del libro de Mariano Rajoy sin haberlo leído? Porque obras, actos, elipsis y momentos inolvidables Mariano Rajoy nos ha suministrado a raudales. Y la hice. Aquí está.
Lo primero. En este libro, en su título en concreto, Rajoy se muestra todo lo osado, decidido, provocativo y valiente que no ha sido capaz de ser durante su gobierno, en el que escurrir el bulto ha sido marca de su personalidad. Desde aquella inefable rueda de prensa hasta su despedida a la francesa de la política.
Titular el libro “Una España mejor” es de un grado de atrevimiento inaudito en él.
El hombre que no originó pero que alimentó como ningún Presidente de Gobierno Español había hecho hasta ese momento el entuerto entre el Estado Español y Catalunya, con su cerrazón, su falta de empatía, su democracia impostada y su pereza más física que mental ha sido capaz de ponerle este título al libro.
El hombre que disimuló el rescate al sistema bancario español suministrando dinero a troche y moche a los bancos, dinero de todos los españoles que no volveremos a ver, ha escrito un libro con ese título.
El hombre que ha dejado un país en el que hay cientos de miles de desahuciados sin resolver su problema habitacional ha publicado un libro con ese título.
El hombre que hizo una reforma laboral que ha tenido como consecuencia que muchos españoles aún trabajando no salgan de la pobreza, dice que ha escrito un libro con este título.
El hombre que fue ministro de un gobierno que propició la matanza más grande que ha sufrido este país a manos de terroristas ha sido capaz de ponerle este título a su libro.
El hombre que dirigió un partido con tanta corrupción que la judicatura no dudo en calificarlo de organización mafiosa le pone a su libro este título.
El hombre que es más que sospechoso de haber cobrado dinero negro en sobres y que le envió al tesorero de su partido en la cárcel un sms de ánimo y apoyo, le pone a su libro este título
Una España mejor.
¡Cabe mayor cinismo! ¿Se puede insultar más a todos los españoles y en especial a los que durante su mandato se vieron desprotegidos y abandonados por su gobierno?
En vez de desaparecer sin dejar rastro, algo en consonancia con su desaparición por piernas del Congreso y de la vida política, desde el burladero que supone escribir la piedra y esconderse, intenta reivindicarse sin mojarse… como acostumbra.
No puedo acabar la “noreseña” sin mostrar mi extrañeza por el fenómeno que se ha producido ante la aparición del libro: Es el número uno en las listas de ventas en el apartado de no ficción. Lo que tiene una de estas dos explicaciones: O hay mucho besugo que ha picado o tras esta cifra de ventas hay mucha compra interesada, lo que no me extrañaría viendo reseñas como la que hace Luis María Ansón en su último cortijo “El Cultural”. Una reseña en la que este ¿periodista? acostumbrado a priorizar sus múltiples intereses ante la labor informativa del periodismo, pone el libro y la labor política de Rajoy por las nubes, aunque sin atreverse a obviar el asunto catalán en el que no acabo de ver claro si le parece mal la actuación de Rajoy por defecto o por exceso.
Sea como sea, no he leído el libro ni lo leeré porque no hay ni una vocal que pueda escribir este político y que yo pueda creer.
Si lo hubiera publicado como novela de ciencia-ficción, aún.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

“Los hermanos Sister” de Jacques Audiard (2019)


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Esta película es un poco como su título, que aparte de ponerle un nombre identificativo al film quiere decir algo más. ¿Por qué sino ponerle a los hermanos el apellido Sisters (hermanas en inglés)?  O sea “Los hermanos hermanas”. ¿Un homenaje al cine americano? ¿Un indicativo de la relación que tienen los hermanos? Ni idea. ¿O fue simplemente porque se llama así el libro en el que está basado el guion?
Pues seguramente la película está igual, cargada de buenas intenciones, ya que tiene buenísimos actores, la historia es notable, pero…
¿De verdad que había que hacer otra película del Oeste americano? No sé. Si se ha hecho, seguramente sí.  A mí me sobra, desde luego. No hay nada en ella que me hay llamado la atención.
Y además no sé si quiere ser una película de aventuras, con muertes, persecuciones, avaricia, traiciones o quiere ser una reflexión sobre cómo vivimos nuestra vida a pesar de todos los inconvenientes y sea en el escenario que sea. Y tampoco es que sea importante saber qué ha querido contar el director, porque lo cierto es que no profundiza en nada. No es de aventuras, porque si lo fuera sería muy simple y sin grandes aventuras, sólo matar y huir. Y si fuera reflexiva… se ha quedado en la superficie.
Poco explotado Joaquín Phoenix, no es un actor de carácter, y con la barba queda obsoleta su facultad interpretativa. Tampoco brilla el personaje de Jake Gyllenhaal, tan inquietante en otros films y aquí tan plano. Sólo está en su justa medida John C. Reilly, secundario de lujo en cualquier  película que se precie.
Ese desaprovechamiento de dos excelentes actores es la muestra del resultado desacertado alcanzado con esta película.
Los diálogos, planos, a pesar de estar basada en una novela que no he leído pero que sospecho con más enjundia que la película son fruto de un guión fallido que no consigue captar algo que está en el aire pero que no se consolida. Ni es de humor ni es trágica, ni tragicómica.
El final es de traca, sólo falta un chupete y un patito en la bañera. Sospecho que se ha desaprovechado el libro, que no he leído pero que leeré. Lo juro.
Si usted no ha visto Dead Man (1995) o Grupo Salvaje (1969), véalas y ya está.

viernes, 6 de diciembre de 2019

“Día de lluvia en New York” de Woody Allen (2019)

Resultado de imagen de fosto de “Día de lluvia en New York” de Woody Allen(2019)Deliciosa. Que un profesional con ochenta y tres años sea capaz de hacer su trabajo de manera que el resultado sea fresco, original y lleno de creatividad da una idea de cuanto ese profesional domina su oficio.
Con los ingredientes ya conocidos de sus películas más emblemáticas: La ciudad de New York y una historia de amor con algunos enredos Woody Allen construye un film deliciosos, lleno de chispa, con diálogos ocurrentes, vivos, cargados de intención y guiños y unos personajes cincelados con una precisión y una maestría indiscutible.
Además con ese añadido que supone esa New York tan particular de este director, tan suya, esa ciudad que en esencia ya no existe. Son los edificios, las calles, los hoteles, los paisajes de esa ciudad, pero el alma es la de hace muchos años, tantos como la memoria le permite mirar hacia atrás al director. Este anacronismo es la magia de su cine.
Una historia de amor sencilla, con algún malentendido, algún enredo; una música alimentada de “standars” de jazz y la fuerza teatral de las situaciones que crea le permiten bordar a este genio del cine  una vez más una obra maestra con cuatro mimbres.
No ha sido necesario inventarse una historia loca, desorbitada; no han sido necesarios unos escenarios excesivos, rocambolescos; no ha hecho falta, en fin, lo excesivo. Simplemente talento: Imaginación, creatividad, sabiduría escénica y un texto preciso e ingenioso.
Las interpretaciones de Elle Fanning, la pueblerina de Arizona que llega a New York, y la de Liev Schreiber, el director depresivo, al borde del derrumbe existencial, trasunto del propio Allen, lucen en la historia como dos faros. Ellen Fanning se come todo lo que se pone a su lado y sólo Liev Schreiber es capaz de darle la replica a la acertadísima interpretación de esta actriz. Los demás actores, como suele suceder en las pelis de Allen, están a lo que este se les dice pero no acaban de creérselo. Algo que dota a sus películas de un sabor teatral aunque pasen bajo una tormenta o en el interior de un útero.
Echábamos de menos a este mago del ingenio cinematográfico que con la sencillez construye pequeños diamantes.
Repito, deliciosa la película.
Gracias Sr. Allen por evidenciar que todavía se puede hacer cine dese el simple y sencillo talento del contador de historias. Sin más.