domingo, 4 de agosto de 2019

“Midsommar” de Ari Aster (2019)


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¿Cuántas películas sobre sectas se han rodado? ¿Cuántas sobre un grupo de estudiantes que salen de su zona de confort, a pasar un fin de semana, unas vacaciones, para descansar, hacer turismo, o a hacer un viaje de investigación y se encuentran con unos malvados, unos fanáticos, un tarado que terminan por hacerlos picadillo, darles el susto de su vida o dejarlos traumatizados para siempre?
¿Cuántas?¿Decenas? ¿Centenas?
Pues ésta es una más. Del montón, además. Mediocre. Mala. Sin originalidad ninguna, puro pastiche, de aquí y de allí, solsticio de verano incluido, que manda narices.
Con malas interpretaciones, cierto preciosismo aburrido y un colorido del paisaje y atuendos que en su relevancia, pone en evidencia las carencias.
A esto hay que añadir graves deficiencias en el guión con mucho efectismo barato, de sobras visto y conocido por los espectadores.
Y para guinda de este collage, un prefacio o prologo que no tiene nada que ver con el desarrollo posterior del argumento y que es de toda la película lo más manido y requetevisto en cine de miedo.
Digo de miedo porque parece que así está catalogada.
Me dijo el taquillero al comprar la entrada,
-¿Seguro que quiere entrar?
Por un momento me ilusione. Además era para mayores de 18 años. De risa.
No vayan a verla. Revisen “La semilla del diablo”, o la primera “Noche de Halloween”, la de John Carpenter. O si les gusta la sangre, las tripas y los estudiantes aterrorizados, vean “La matanza de Texas”.
En estas películas esta toda esta película.
Menos que transcurre en Suecia y que se lo crean ustedes o no, no sé si en el original o por culpa del doblaje, aparece aquello de que “las suecas están buenísimas”. Lo juro. Me mondo.

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