jueves, 29 de agosto de 2019

ALREDEDOR DE DFW II


 
“Aunque por supuesto terminas siendo tú mismo” de David Lipsky
(Un viaje con David Foster Wallace)
A ver. Cómo ha ido la cosa. Primero leí un libro de cuentos de DFW, después más libros. Ni de cuentos, ni novelísticos, eran libros que contaban historia-reportajes, historias-documentos, entre el periodismo, la ficción y la filosofía. Hablando de nuestro tiempo bajo una perspectiva nueva. ¿Cómo definir esa perspectiva? Difícil, pero se podía decir que es una perspectiva propia de un niño, por lo puro y auténtico de la mirada, capacitado para almacenar más observaciones de las que se pueden digerir, llevada a cabo por una mente despierta, comprometida con su tiempo y que carga con una educación que sabe equivocada pero no se puede quitar de encima.
David Lipsky era por aquella época (1996) un escritor que intentaba levantar la cabeza y respirar aire limpio en el panorama literario norteamericano. Le llega un libro, “La broma infinita” (https://cadasegundoajeno.blogspot.com/2019/08/alrededor-de-dfw-iii.html), de un nuevo escritor, David Foster Wallace. Queda deslumbrado y le propone a la revista Rolling Stone entrevistarlo durante su gira de presentación y venta por los USA de esta novela que lo ha deslumbrado. La revista y el autor aceptan. Así nace “Aunque por supuesto terminas siendo tu mismo”, que es una frase que durante la entrevista dice DFW. Una frase que transmite un poco lo que es el personaje y un poco los entresijos de lo que es su producción literaria: Una lucha permanente entre un espíritu crítico que se rebela (y a la vez revela)  contra el “estado de cosas” y una lúcida aceptación de la derrota frente a ese estado de cosas. Lo que no le impide ponerlo patas arriba y mostrarnos sus execrables armas, todas asquerosamente materiales y atractivas. Él mismo es pasto de ellas. Durante la entrevista queda patente su predisposición a las bebidas y comidas rápidas y estúpidas de nuestra sociedad. Nada de vinos, licores de destilación o comidas elaboradas. Todo grasa, gas y aditivos sin cuento. Mcdonalds y Dite pepsi a tutiplén.
Hay dos aciertos de David Lipsky y una rendición inexcusable en el libro.
La primera haber conseguido que el libro se oiga. He leído el libro, oyéndolo. Estás leyéndolo y no te cuesta nada ponerle voz. Esas frases que surgen vacilantes, repetitivas, típicas  de conversadores poco hábiles en la dicción pero con mucho que decir, que tienen aliento, que transmiten muy bien o complementan la personalidad que se va sintiendo a través de lo que dicen.
Y la otra, esas acertadas acotaciones que él entrevistador pone entre corcheras, y que a veces son una tercera voz, cómplice del lector,  a través de las que disecciona al personaje, como si fuesen en un cuadro pinceladas que avivan lo que muestran. David Lipsky escribe lo que oye y  a la vez va pensando,

                Habla DFW, entre corcheras el pensamiento de DL,

“…y sé que es menos interesante para los propósitos de tu ensayo [Llamándolo ahora ensayo, como lo que él escribe. Interesante.], es que ese patrón…”

“….[Su manera de hablar me está infiltrando por completo]…”

“… [Empiezo a hablar como él, con su mismo acento y utilizando superlativos y demás. Su tirón sobre los objetos que le rodean es así de fuerte]….

“Ah, qué bien. 120 dólares la noche.
[Está comprobando cuánto costará la noche de hotel, para ver si me deja seco]


Y la rendición inexcusable, que después es una complicidad aceptada por el lector, por lo menos por mí, ante el personaje que le hace parecer algunas veces un tonto de pueblo perplejo ante los comentarios de un urbanita espabilado. Luego terminas aceptando que indefectiblemente frente a DFW eres  alguien que te das cuenta de la mitad de las cosas que él  descubre. Una posición que David Lipsky adopta desde el principio, quizás porque ya viene predispuesto.  Ya sabía cosas que nosotros descubrimos durante la entrevista. Claro, cuando transcribe la entrevista, la entrevista ya sucedió. No sabe guardar el secreto.
Un libro en el que queda muy bien reflejado el pensamiento de DFW, pues DL le arranca confesiones verdaderamente capitales para entender su obra, personalidad y pensamiento,

“Pues para mí, en tanto varón americano, la cara que le pondría al terror es cuando comienzas a darte cuenta de que nada es suficiente, ¿entiendes? Que ningún placer es suficiente, que ningún logro es suficiente. Que hay una especie de rara insatisfacción o vacio en el núcleo del ser que no hay manera de mitigar mediante cosas exteriores”

Toda su obra literaria está impregnada de ese pensamiento. Puro existencialismo dicho a la cara de la sociedad del siglo XXI. Puro existencialismo, última edición.

En el que no deja de haber puntos conmovedores, cuando explicita,

“Yo me veo como alguien que se ha quemado extraordinariamente por convivir consigo mismo”

Y en el mismo párrafo,

“Porque tengo que, sabes, lo que espero es como cuarenta años más de trabajo por delante”

Esto se dijo en 1996, se suicidó en 2008.
Tenía razón en la primera frase. Esperanzas vanas. Sólo fueron doce años.
 Un libro que podía pasar por un retrato perfecto del artista lucido y desarmado del siglo XXI. No hay nada que hacer, si no cambias de mundo.  O te pliegas o te traga.
Una recomendación, un recorrido: Ver la película como si fuese un personaje inventado. Leer el libro de entrevistas. Ver algún Youtube del escritor, hay muchos. Y después leer sus libros. Dejar para el final “La broma infinita”, o si no, correr el riesgo de quedar ahíto por unos meses. Y ya no volver a ver la literatura de la manera que se ha visto hasta ese momento.

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