jueves, 6 de agosto de 2015

The Imitation Game de Morten Tyldum (2015)



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Hay un momento álgido en la película y una tesis permanente durante su desarrollo. Son dos aspectos del film que lo nutren de sustancia y de algo más que entretenimiento, que puro entretenimiento.
Cuando la vida de las personas está en tus manos, decidir quién vive y quién no, es un momento de poder absoluto que a las personas compasivas y humildes pone en una situación insostenible, en la que normalmente se suelen venir abajo. No quieren saber nada de tamaña responsabilidad. Esto trae como consecuencia que normalmente nos dirija gente capaz de sobrevolar lo que es la vida de un ser humano para contemplar ese concepto tan ajeno a nosotros que se llama “La vida humana”, aunque parezca una contradicción. “La vida humana” no es la vida de tu vecino o de tu hijo o de tu esposa o de tu amigo. Es un concepto que tranquilamente permite a algunos seres humanos lanzar bombas sobre ciudades pobladas, enviar ejércitos a muertes seguras y aprobar recortes que arruinaran las vidas de muchos seres humanos pero seguir adelante con  “La vida humana”. Peliaguda cuestión que acerca a los grandes genocidas y los grandes estadistas. Algunas veces confundibles. Sólo hay que hacer el esfuerzo, pequeño, de pensar quién hubiera sido el genocida y quién el estadista, si la Segunda Guerra Mundial la hubiese ganado Alemania.
¿Qué cómo se soluciona, si no, estas situaciones? Pues probablemente no llegando a ellas. Con la prevención.
Este es el punto álgido de esta película y que resuelve el hombre sobre el cual recae la tesis de la que hablaba al principio. Un hombre al que la sociedad, cuando era un niño, arrojó de su seno y maltrató por el hecho de ser diferente, lo que le obligó a buscarse los medios de sobrevivir, lo que le trajo un fortalecimiento y el desarrollo de unas capacidades que “a posteriori” contribuyeron a que la sociedad recurriera a él y momentáneamente lo volviera a admitir  para después, una vez servido de él, volver a arrojarlo de su seno, esta vez definitivamente.
Una muestra de cómo funciona el rebaño que llamamos sociedad. Te ofrece protección, cobijo y hasta estímulo. A cambio hay que cumplir unas normas implacables y variables a lo largo del tiempo. Unas normas, cuyo incumplimiento, en una época te llevan al suicidio o la marginación social y en otras, ese incumplimiento es  contemplado como mera travesuras o incluso te puede dar prestigio. Un lio. Si no fuese por lo trágico que es. Ahí está Giordano Bruno, quemado vivo por decir que la Tierra era redonda y giraba alrededor del Sol. Que hoy lo dice mi sobrino de seis años y uno exclama,
-¡Que niño más listo!
O la persecución que en países como Rusia sufren los homosexuales actualmente. O ese empecinamiento en condenar a las putas por vender su cuerpo en una sociedad en la que parece que se puede vender de todo menos lo que es más tuyo que parece que es de todos. ¿Y que me dicen de ser impuro si comes cerdo allí, perro allá o conejo en el otro lado?
Me he ido del cine. Vuelvo.
Indican los créditos que es una película de producción británico-estadounidense y dirigida por un noruego pero la factura es netamente inglesa. En cada fotograma del film se respira la sobriedad que ha hecho famoso al cine inglés: El detallismo en los decorados y la contención de los actores, el actor protagonista tenía campo para sobrepasarse y sin embargo se mantiene en un equilibrio que le da toda la veracidad posible.
El discurrir de la historia, acompañada de unos “flashback” teñidos de ese rememorar que todos sufrimos cuando nos dejamos en el pasado asuntos pendientes o dolorosos, está al servicio de un causa muy concreta: Explicar como un individuo con un corazón “desviado” y una mente privilegiada en pleno siglo XX sufrió por ambas cosas la incomprensión y el desprecio, a pesar de haber sido el artífice de una maquina que dio paso a los ordenadores y permitió descubrir los movimientos de los nazis en la segunda guerra mundial.
Una excelente película a la que no le encuentro más que virtudes y ningún defecto. Para disfrutar aprendiendo y reflexionando. Espero.

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