jueves, 5 de mayo de 2016

Toro de Kike Maíllo (2016)



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Hemos llegado tarde, el cine español, digo, a esto de los thrilleres y las películas de acción pero hemos llegado con mucho garbo y mucho oficio. Una pena, pero se hacen las cosas cuando se pueden, así que no nos lamentemos y disfrutémoslas.
Toro es una película de la que yo desconfié al ver el título, prejuicio mío, y al ver a Mario Casas de protagonista, dudé, más prejuicio, luego lo explico. Pero en ambas cosas me equivoqué y empecé a tener esperanzas en el film al ver los créditos que me gustaron mucho: Entre una estética muy de las series americanas de hace muchos, muchísimos años y un toque pop en las aguas sicodélicas de la fotografía me dispuse a ver cuánto daba de sí la historia.
Y da para una muy respetable película de acción y redención que se mueve de una forma muy equilibrada en todos sus matices. No hay persecuciones exageradas que le dan a la peli acción pero le quitan credibilidad. No hay sentimentalismos que le dan a la peli emoción pero le quitan sentimiento y no hay truculencias de desarrollo que suelen convertir las historias en comics.
Hasta está uno dispuesto a ver Málaga como la Chicago española, algo a todas luces falso, pero que si se adorna bien el guión pues a uno no le cuesta aceptarlo. El cine es complicidad. Y guiños. A la estética de las películas del oeste, al sentimiento hondo de las saetas y  a esa España de engaños y traiciones entre hermanos.
En cuanto a la interpretación de sus tres protagonistas, me imagino la que le debió entrar a Mario Casas cuando supo que iba a tener como padre adoptivo a José Sacristán y como hermano golfo y débil a Luis Tosar. Pero la verdad es que está a la altura y saca a delante un papel con muchos peligros y trampas clichés a cada momento. Lo mantiene en la credibilidad sin caer en la santurronería y el victimismo. Algo que de fallar podía hundir la película pero que al funcionar la realza y le da sustancia.
De José Sacristán y Luis Tosar lo mejor que se puede decir es que a pesar de verlos en mil papeles siguen sin quemarse ni repetirse y  en los dos pero sobre todo en Luis Tosar por su fisonomía, con el consabido peligro de encasillamiento, supone un virtuosismo. En el caso de José Sacristán ya no hay peligro pero Luis Tosar deberá vigilarse porque los registros no son infinitos y entre pelis y anuncios puede caer en el cansinismo.
Me encanta el final de la peli que sin caer en el beso final deja todo muy trabado, incluido ese caminar del protagonista contra viento y marea en su camino hacia la redención. Me acordé de la escena final, maravillosa, de “El tercer hombre”.
De lo mejor que se ha hecho en España en cine de acción y venganza. Cada vez el listón está más alto.
¿Para cuándo una “Muerte entre las flores” española? Por ejemplo.
Un pequeño pero de casting, que hubiera sido muy grande si llega a aparecer de actor la otra mitad de esa pareja…quiyo sí…esa pareja tan simpática que hacía youtubes y los osscho apellidos catalanes y vascos…..eso le quita credibilidad hasta a un terremoto.

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