miércoles, 9 de marzo de 2016

Spotlight de Tom McCarthy (2016)




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Qué persona tan extraordinaria debió ser el inventor de esa herramienta de la persuasión que es la Fe y que tan profusamente han utilizado las religiones y de la que tanto han abusado los fuertes sobre los débiles, porque nótese que siempre la Fe se mueve en la misma dirección, de arriba abajo. Siempre hay alguien de relevancia solicitando el esfuerzo de la Fe a alguien más débil, de mente, de voluntad, de posición social….en fin de alguien a quien se le está dando una última oportunidad antes de usar la fuerza sobre él.
Esta herramienta, o dispositivo mental al servicio de la razón cuando ésta se muestra impotente, será la que se ponga a actuar sobre los espectadores creyentes católicos que cuando salgan de ver este film empiecen a reflexionar.
Porque, ¿Qué pensaran?
Qué pensaran cuando al final de la proyección lean esa ristra interminable de países donde ha habido casos de pederastia cometidos por sacerdotes, comprobados, entre los que está España naturalmente. Que pensaran cuando, siguiendo con la reflexión, caigan en la cuenta de que si estos casos han salido a la luz, ¿Cuántos han quedado ocultos?  Porque en esto de la pederastia pasa un poco como con la corrupción: Son pescados los que han robado a mansalva, aquellos que se llevaron unos miles de euros, ¿Dónde están?
 ¿Dónde están los que abusaron una, dos, tres veces?
Estos creyentes comprobaran el relente que sopla cuando uno sale al camino de la verdad y tranquilamente, o no, se encasquetaran el abrigo de la Fe y el domingo que viene a misa….a pedir perdón por sus pecados y los de estos desgraciados e infelices pederastas. Un chollo la Fe.
Estupendo el guion que recoge no sólo el desarrollo de lo que fue la investigación, de manera clara, si no el despliegue de las fuerzas sociales burguesas, intentando frenar al diario Globe, que prefieren sacrificar unas cuantas victimas, y con ellas a la verdad, antes que socavar lo que parece ser los cimientos de la convivencia en Boston.
 Estremecedor el poder obispal, la alianza tácita que hay entre Iglesia y Poder Político, convencidos ambos de que manejan rebaños en toda su clara y triste significación. Bueno, no hay que ir a Boston. Nosotros tenemos 40 años de ignominia ejemplar. Franco bajo palio es una imagen de la que la Iglesia en España jamás podrá deshacerse. En España, una foto de un paso de Semana Santa y una foto de El Caudillo arropado por las sotanas son un eficacísimo retrato de lo que fuimos en esos años.
Una película de periodistas y denuncia certeramente dirigida, con esa suficiencia que pone los pelos de punta al contemplar cómo se puede ser de creíble contando algo. Todos los actores brillan. Algún pero a añadir, a mi modo de ver, por culpa del papel que no del actor, Lev Schreiber, hacia ese director recién llegado, críptico, excesivamente épico, que parece salido a la luz para llevar a cabo esa misión y hacia Michael Keaton, no por actuar mal, si no porque  que empieza a estar en esa fase que entran algunos actores con todo ya hecho que cuando aparecen en pantalla, la historia sufre todo tipo de interferencias, y no sabes si estás viendo Birdman, Batman o aquella otra película que no recuerdas como se llama pero en la que el actor estaba.
Un acierto de la historia, el hecho de que se volcase más en la situación de indefensión de las víctimas y que los hechos saliesen a la luz que en el castigo de los verdugos, que al fin y al cabo cuando mueran su Señor les pasará cuentas.
Por lo tanto declaro a esta película bien cultural de utilidad pública.

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