martes, 14 de julio de 2015

Una nueva amiga de François Ozon (2014)




 
Los franceses en esto de las relaciones humanas siempre han estado más por la parte humana del asunto que por la parte social. Si la idiosincrasia francesa fuese una corriente fluvial a buen seguro que el agua que es Ozon sería un caudal que llevaría moléculas del naturalismo de Zola y el costumbrismo de Maupassant o Balzac. Todo su cine lo lleva.
Francia y su forma de enfrentar estas cuestiones peliagudas según la moral imperante en cada momento está construida sobre una fidelidad feroz a la libertad del individuo, no en vano el existencialismo cuajó en este país de manera tan natural que parece que lo inventaron ellos.
Hace poco un grupo de intelectuales ante las leyes restrictivas que sobre la prostitución se estaban estudiando publicaron un manifiesto en el que reivindicaban el derecho de las mujeres a prostituirse si así lo desean. “No toques a mi puta” se llamaba y lo firmaban “343 cabrones”. Un gesto que deja bien a las claras que por sobre la hipocresía de una sociedad cada vez más manipulada, la voluntad del ser humano y el ejercicio de su libre albedrio es lo último que hay que reprimir. En España ese tipo de gestos por ahora son impensables.
En esta historia sobre la identidad sexual, tratada con  la más exquisita de las naturalidades, dos seres refrenados que han acomodado su vida a lo aceptable ven que se rompen sus frenos cuando muere una persona querida, amiga de la protagonista y esposa del protagonista.
A partir del fallecimiento se abre una puerta que ya no podrá seguir ignorada por la que se filtraran recuerdos y hechos del pasado que poco a poco van consiguiendo domeñar toda resistencia a la fuerza de unos deseos que les asustan pero sin la satisfacción de los cuales la vida ya no tendrá sentido.
Me ha gustado especialmente la idea que sostiene el film de que una amistad sincera obliga a ciertos sacrificios y ocultaciones. Y de la mima manera que una convivencia conyugal te fuerza a olvidar inclinaciones que podrían convulsionar la relación. Todo con el mensaje de que nos limamos para acoplarnos mejor.
Desaparecida la persona que catalizaba esas existencias, queda al descubierto el escenario real y ante la pérdida del ser querido la pregunta: ¿Valió la pena tal simulación? ¿Seguiremos por ese camino?
Película de tesis, explicativa y formativa, narrada en plan educativo, sin alharacas ni bellezas cinematográficas, con la sana intención de que le demos vueltas al asunto peliagudo de si merece la pena ser como está mandado y respetar ciertas normas o de si debemos dejarnos llevar por nuestro verdadero ser………….lo que se conoce como cine francés. Que tranquilamente se podía proyectar para documentar clases de tolerancia y convivencia.
No es una obra maestra del cine, ni mucho menos, pero tampoco era su intención. Se nota. Sólo es una historia de nuestro tiempo. Muy actual. Y con un final nada confuso como he leído por ahí.
Las interpretaciones de los actores protagonistas, irrelevantes. Él, a la fuerza tenía que descollar. Pero sólo por eso.

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