Esta película es la última prueba, recién
salida a las pantallas, de que un presupuesto generoso y tres actores de
categoría no son garantía de que lo que vaya a salir sea una película de
calidad. Porque este film es un film mediocre, apto para el consumo básico,
cargado de tópicos y convencionalismos. Y nada original. Con la gracia de
grueso calibre de las situaciones de toda la vida entre padres protectores y
novios recién llegados, con el consabido machismo que despiden momentos en los
que una y otra vez la mujer, en este caso hija, no está preparada para
cualquier novio.
Es tan poco original que Roberto Álamo hace
el mismo papel que en “Que Dios nos perdone” y hasta tiene frases parecidas
sobre su falta de control. Hay que tener poca ambición, menos imaginación y
todavía menos ganas de trabajar un guión para casi fusilar un personaje. Lo
cambian de profesión. Pensarían que así iba a colar.
Una advertencia a Roberto Álamo: A poco que
se descuide se queda de personaje descontrolado hasta los setenta que ya por la
edad pues lo del descontrol no va a casar. Y es una pena porque me parece un
actor que puede dar mucho de sí.
José Coronado y Javier Cámara dan pequeños
atisbos de lo que son y poco más porque la corriente aburrida y muy transitada
del guión no da para florituras.
Las situaciones son las esperadas, los novios
díscolos cumplen con la heterodoxia del momento y las parejas que podían haber
reflejado un poco el panorama familiar que empieza a ser habitual en nuestra
sociedad, parejas monoparentales, parejas homosexuales y algún que otro hijo
para hermano de las novias, pues no. Tres matrimonios como Dios manda, con una
hija cada uno y lo demás ya es fácil de imaginar.
Vayan si quieren, todo lo que puedan ver ya
lo han visto muchas veces en las series que desfilan por nuestra televisión.
Vale más cualquier alocado y divertido capítulo de “La que se avecina” que esta
película.
A destacar la monstruosa campaña comercial
que de nuevo ha venido a vernos.
Ya ven que lo de los cuñados ni lo menciono. Desde Rafael Azcona hasta aquí ya se ha dicho todo y más. No es de imaginativos insistir.
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