De todas las alteraciones que el guionista se ha imaginado
para esta historia no cabe duda que la de intercambiar la boca por el ano es la
más impactante, la más transgresora, la más inquietante.
Y mucho me temo que el eje de la trama, la motivación
creadora y el motor de la misma.
El ano que siempre ha sido "last but not least” está
teniendo una época de esplendor. Esta parte del cuerpo que siempre ha sido
doblemente marginada, por su situación geográfica y por las labores que le ha
tocado desempeñar, ahora se está reivindicando. Ya hay personas que se lo
afeitan y como órgano que procura placer empieza a ocupar su lugar.
Desde que abandonamos el camino evolutivo que sigue toda
especie y nos desviamos por el camino propio que nuestra inteligencia nos ha
ido marcando, en cada encrucijada surgen las contradicciones, los sentimientos
encontrados y la necesidad de elegir. Esta presencia cada vez más desinhibida
del ano entre nosotros es quizás la parte más controvertida de lo que hablaba
antes, del hecho de aceptar o no aquello que distorsiona, que pone en
entredicho lo que somos, cómo somos y hasta donde estamos dispuestos a aceptar.
Eso de tener alma nos causa enormes problemas.
El mensaje de la película es claro: Hay seres deformes que
sufren porque son marginados. Y nos preguntamos: ¿Eso es justo?
A pesar de poder ser tachado de conformista y poco
resolutivo seguramente la contestación más equilibrada es: ¡Hay tantas cosas
injustas! Y evitar dar clases de moral y amor fraterno que pocas veces resuelven
nada.
Ante la presencia de seres deformes, siempre en función de
la deformidad, la lucha contra el instinto está asegurada. Lo mismo que ante un
ser atractivo y bien formado. En un caso te sale el sentimiento de repugnancia
y en el otro el de posesión. En ambas situaciones hay que echar mano del
control. Hacerse consciente de “el otro”. Hacer el esfuerzo de aceptación. No
debemos ser causa de sufrimiento ajeno, al menos conscientemente.
Este terrible dilema, por enfrentarnos a nuestra naturaleza
animal, está muy presente en la película.
Una película muy valiente que nos ha traído de “El hombre
elefante” de David Lynch y parecidos films a esta época en la
que disfrutamos de más tolerancia pero en la que seguimos sin tener respuestas
a muchas cuestiones. Para eso están las historias de esta película. ¿Podemos
seguir avanzando? ¿Hasta qué nivel de deformidad puede nuestra humanidad
sobreponerse a nuestra naturalidad?
No lo sé, pero empezar a preguntárselo es
empezar a tener una respuesta.
Eduardo Casanova respira respeto por los
demás y por si mismo, no se ha arredrado ante el tema y para ser su primera
película ha salido más que victorioso, como director de cine y como persona de
su tiempo.
Lo peor, que en su segunda película muchos
estaremos esperando más y mejor. Es lo que tiene haber debutado tan
brillantemente.
Antes de dejar al reseña y espoleado por el
film, una reflexión,
Que nos repela más un ser humano con tres
orejas, la tercera en la frente, que un hombre deshonesto e indecente que nos
roba una y otra vez, mintiéndonos, da que pensar. Da que pensar sobre cuál es
nuestro nivel de observación y sobre todo nuestro criterio de valoración.
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