De la misma manera que había que haber leído a William
Carlos Williams para degustar con más intensidad “Paterson” de Jim Jarmusch,
para poder apreciar esta película de Terence Davies en todos sus matices y
recovecos, sobre todo para poder valorar la complicada personalidad de su
protagonista, se hace necesario haber leído la poesía de Emily Dickinson.
Podemos dar una vuelta por una ciudad que nos atrae, admirar
sus monumentos, disfrutar sus calles recoletas o sus calles animadas, ver como
sus gentes enfrentan la vida, pero seguramente hay unas razones, hay un motivo,
hay una historia detrás, hay más.
Terence Davies hace otra de sus cuidadísimas películas,
cargada de intensidad, de emoción, de sentimientos, con una fotografía que
convierte cada fotograma en un cuadro, muchas veces de luz mágica. Los
encuadres estudiadísimos reflejan muy bien el ambiente represor, costumbrista,
tradicional de una sociedad puritana y autoritaria. Las largas tomas, los personajes
envarados, rígidos, casi de madera, reflejan un momento de los Estados Unidos
en que la libertad era cartón piedra.
En medio de ese ambiente, constrictor como una
anaconda, sobrevivió Emily Dickinson,
seguramente una de las poetisas más atormentadas e infelices de la literatura
universal. Nacida inteligente y con talento, de escaso atractivo y educación
religiosa su alma atravesó un calvario del que no dejó otra cosa que sus
poemas. Los poemas más inexplicables, misteriosos y mágicos de la poesía de
todas las épocas.
¿Cuál es la pasión de la que habla el título?
No lo sabemos, pero sí sabemos que fue el motor que puso en
marcha la creatividad de Dickinson. Aquello que la vida no le daba o que le
sustrajo, aquello que deseaba, que inundaba su alma de tristeza y pesadumbre,
que seguramente tiene que ver con la desesperación de vivir sin saber muy bien
para qué. Todo un cumulo de insatisfacciones que la actriz Cynthia Nixon interpreta
maravillosamente.
El cine de Terence Davies capaz de revestir de intensidad y
emoción hasta el vuelo de una mosca, en esta película tenía un tema a la altura
de su talento y creo que lo ha bordado. Léanse algunos poemas de Emily
Dickinson, no se preocupen si no los entienden, siéntanlos, y después vean la
película, verán que Terence Davies, seguramente sin tenerlo muy claro, con el
corazón del artista, ha conseguido reflejar yo creo que con mucho acierto lo
que debió ser la personalidad de esta escritora enigmática e inextricable. Les
dejo un fragmento de uno de sus poemas:
Me
fui temprano -llevándome a mi perro-
de
visita al mar.
Las
sirenas del sótano
salieron
a mirarme
y,
en el piso alto, las fragatas
tendían
manos de cáñamo,
creyéndome
una rata
atrapada
en la arena.
No
huí, a pesar de todo. Después el flujo
me
llegó a los zapatos,
al
delantal, al cinturón
y
luego al corpiño,
como
si intentara devorarme….
¿La
pasión?
El
cine de Terence Davies en su plenitud. Si te gusta lo disfrutas, si no,
aprendes a ver cine.
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