Todas las películas de ciencia-ficción o
aquellas que tienen los super-poderes o los viajes en el tiempo como leitmotiv
acaban decepcionando porque simple y llanamente
no sabemos qué es eso que llamamos extraterrestres, ni sabemos qué hacer
con los super-poderes una vez derrotados los malos ni con lo del tiempo, pues
acabamos haciéndonos la picha un lío con eso de que si podemos regresar y
cambiar las cosas como es que hemos necesitado regresar, ¿Eh?. Hablo, claro, del
trabajo del guionista. Y alguien dirá, pero hay grandes películas de
ciencia-ficción, por ejemplo. Sí, correcto. Pero si las analizamos no son
propiamente de ciencia-ficción. La ciencia-ficción es una excusa para hablar de
otra cosa.
Como en esta historia.
Los torpes y poco creativos extraterrestres
de esta película, que son ramplones y simples, tanto como sus naves, delatan
que la intención es otra. Bueno otras. Hay dos líneas en esta historia a
seguir. La comunicación y el ineluctable deseo de vivir aunque se sepa que va a
pasar en el futuro. Porque nos hayamos dado cuenta o no, todos sabemos que va a
pasar en el futuro. Que nos vamos a morir. No sabemos los detalles, pero eso
qué importa.
¿Te
vas a caer por un barranco? Sí
¿Y eso
cómo va a ser?
¿Para qué quieres saberlo?
Para evitarlo.
No vas a poder evitarlo.
¿Entonces?
Entonces aprovecha el tiempo y vive, aunque
sea doloroso.
Te vas a casar e igual te separas.
Me da lo mismo, me caso de todas las maneras.
Y entre medias, cómo nos decimos todo eso, o
no nos lo decimos.
“La llegada” va de eso, y va como va, con una
Amy Adams entregada a su papel y unos secundarios tan planos como los extraterrestres.
Esa es la intención. Planteada la intención,
¿Cómo se desarrolla? Pues mal.
El guión farragoso, desde la presentación de
las indudables dotes de la protagonista que no me quedan muy claras hasta las
explicaciones que se imagina para mostrarnos que el tiempo no cuenta para los
recién llegados y ese lenguaje que por arte de birlibirloque nuestra lingüista
descifra de una manera un tanto cómica, desemboca exhausto y casi inane en un
final que me ha gustado mucho, enternecedor y que uno piensa que ha pesado
muchísimo en el desarrollo de todo el guión. O sea, como si en un viaje te
pones a invernar hasta que llegas, que el viaje no te sabe a nada. Como le pasa
a esta película. Y lástima porque la idea merecía otro sostén.
Es una pena que para disfrutar del final haya
que ver todo lo demás.
El relato en el que está basada la película
se llama “La historia de tu vida”, mientras que ésta se llama “La llegada”.
Quizás poner el foco de atención en los extraterrestres en vez de en la vida de
esa historia haya sido el error del guionista. Los que la vayan a ver lo
entenderán.
Una novedad se observa. Parece ser que
estamos empezando a abandonar a los rusos, que sustituyeron a los alemanes,
como mejores malos y ahora andamos mirando que si los chinos que si los
coreanos. Esto es algo que cualquier película sería o cualquier guionista competente
debería hacérselo mirar.
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