La reflexión que voy a hacer ahora seguro que
ya se la ha hecho Ken Loach más de una vez porque su empeño en restregarnos por
los morros la sociedad tan injusta e inhumana que estamos construyendo
combinado con los premios recibidos y el respeto que su filmografía despierta,
a mí incluido, da para ello.
¿Para qué sirve denunciar las injusticias vía
cultural, vía periodística, vía activismo, si la sociedad de consumo monstruosa
que hemos montado coloca la denuncia en un festival de cine, en una canal de
máxima audiencia o en una ONG reivindicativa y a continuación le da un premio
por ello…pero todo sigue como antes?
¿Ha terminado Ken Loach por decirse: Yo hago
lo que tengo qué hacer y los demás que actúen de la misma manera? ¿Vamos al
cine los espectadores a enterarnos pero no a implicarnos y a seguir igual de
ajenos que cuando entramos?
¿Para qué me ha servido ver esta película? ¿Ha
despertado alguna conciencia? ¿Vale, como se dice muchas veces, con que sólo un
espectador se conciencie?
Soy bastante pesimista al respecto, así que
debo quedarme con los aspectos meramente cinematográficos, obviando la parte
reivindicativa que es, paradoja, el motivo de que este film se haya realizado.
La historia, ambientada en Inglaterra, se
centra muy equilibradamente en dos de los grupos sociales más indefensos y
desvalidos de la actual sociedad occidental, a no perder de vista que estamos
sumergidos en el cogollo de lo que se ha llamado la sociedad del bienestar, que
son las madres con hijos a su cargo y padre desaparecido, ¿Para cuándo una ley
que persiga de verdad a estos irresponsables que traen hijos al mundo como si
fueran perros o conejos y los penalice si no cumplen?, y las personas de edad
tardía que ni están preparados para este mundo de ahora ni se les da la
posibilidad de reinsertarse de otra manera.
La narración transcurre por los terrenos más
cotidianos y habituales que suelen transitar estas personas. Vapuleados por la
burocracia estatal que se limita a cumplir con una obligación, sin implicarse
humanamente en ello, y si lo hace siempre hay un/una implacable trepa que llama
al orden, y el mercado laboral que gracias a unas leyes creadas para facilitar
la esclavitud y el servilismo más parece una trituradora de esperanzas que una
herramienta de socialización y supervivencia, estas personas reciben de vez en
cuando el calor de una organización caritativa o la solidaridad de unos vecinos
o unos amigos que si te ayudan un poco más, se hunden ellos de tan
precariamente que también viven. Así las cosas muchas veces se producen
pequeñas explosiones y grandes claudicaciones, que es lo que se puede ver en la
película, en las noticias, en los bancos de alimentos, en los polígonos durante
las horas de descanso del personal que allí trabaja, en los bancos de algunos
parques públicos, en las pateras en el Mediterráneo…en fin, por todos lados.
Por todos lados gente viviendo indignamente,
sin esperanza, sin futuro, en unos países gobernados por unos poderosos que
viven en el lujo más insultante. Dudo mucho que entre un siervo de la gleba y
un señor feudal de la Edad Media hubiera más diferencia de vida que entre la
que llevan algunos parados de hoy en día y un presidente de cualquier gobierno
o empresa multinacional.
En un momento de la película, la protagonista
le dice a Daniel Blake,
-Y no me des cariño, eso me mataría.
Y todo después de tanta revolución,
ilustración y derechos humanos.
Eso es lo que cuenta esta película de Ken
Loach por la que le han dado unos cuantos premios que él ha recogido.
¿No tendrá un poco la sensación de que se
están burlando de él?
Yo, a
lo mejor, la tendría.
Porque
puede suceder que el escenario en el que le han dado el premio lo haya
construido un grupo de obreros cobrando un salario de mierda. No lo digo yo, lo
dicen en España los periódicos: Hay gente que a pesar de trabajar no sale de la
pobreza…y en empresas con beneficios. Por eso digo yo, que puede suceder. Vayan
a verla y sin salen asqueados de tanta denuncia inútil, sepan que no son los únicos.
Y si se preguntan qué hacer, ¿Qué tal empezar
por votar pensando en los demás en vez de en uno mismo? Digo esto porque he
visto esta película en una de las comunidades más pobres de España, en la que
gana el PP desde siempre.
Casi no hablo de cine, pero es que Ken Loach
me ha provocado.
Ken Loach también nos ayuda a una cosa: A
entender a los descerebrados ingleses que vienen a disfrutar de nuestro país.
Astillas de unos palos explotados.
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