miércoles, 28 de diciembre de 2016

“La chica del tren” de Tate Taylor (2016)



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Confieso que fui a ver la película un tanto forzado por las circunstancias, que no vienen a cuento, y que mi poca apetencia de debía al hecho de que proviniese la historia de un best-seller literario. Ya sé que este prejuicio mío me habrá privado de leer alguna cosa notable pero me ha librado de leer muchas otras intrascendentes. Vaya lo uno por lo otro. Y eso a pesar de que el que estuviera Emily Blunt era toda una tentación.
Pues bueno, salí de la proyección sorprendido gratamente. A pesar de los altibajos de la narración y la manera de solucionar, o evidenciar los problemas con la realidad de la protagonista no fueran muy precisos. La voz en off parecía desmentir lo que veíamos.
Pero es loable que a través de un guión intrincado, farragoso y a veces ilógico, el director se abra camino y al final quede una película completa con su planteamiento, desarrollo, desenlace y climax. Una estructura que quizás no la eleve a la cima del cine pero que con el paso del tiempo la convertirá en un clásico modesto, pero clásico, del cine de suspense. Porque yo pienso que hay suspense y misterio y que lo de ser previsible, como he leído por ahí, a mi no me lo ha parecido.
Tres mujeres viven su vida alrededor de un hombre. La ex-mujer alcohólica, la actual mujer y la niñera. Cada una con su complejidad, ahí se nota que la historia viene de un libro escrito por una mujer, y cada una con una realidad diferente. Las tres terminaran convergiendo en un callejón sin salida y saldando cuentas con la vida que les ha tocado padecer, alguna de una manera un tanto trágica.
Lleva el peso de la historia el personaje que encarna Emily Blunt, que lleva su papel muy dignamente sin caer en el victimismo, dándole vueltas una y otra vez a la idea de lo que tuvo y ya no podrá recuperar, pero agarrada a ese viaje en tren que cultiva día tras día la sospecha de que todo no está claro.
Es muy interesante, y acertado, que a pesar de llamarse la película “la chica del tren”, no sea esta la protagonista absoluta, sino que sea la que guía hacia el climax, ya que la vida de las otras dos mujeres es narrada con una extensión que lleva al espectador a fluctuar de una a otra protagonista sin decantarse por ninguna dirección en cuanto al desarrollo de la trama. Continuos flashback, cambios de punto de vista, contribuyen a la sinuosidad de la historia que deja lo de ser intrincado en una artimaña una vez desentrañado el misterio.
Se ve y se disfruta.

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