Esta es la hsitoria real de una amistad/admiración que empezara como empezara terminó como el Rosario de la Aurora.
V.S. Naipul es un escritor de Isla Trinidad, de origen
hindú, galardonado con el Premio Nobel de literatura el año 2001, del que yo no
había leído nada hasta fecha reciente, no sé cómo ha podido pasar, pienso,
ahora que ya he leído dos novelas suyas, “Media vida” y “Una zona oscura”,
novela y libro de viajes respectivamente, y pienso leer más, del que había oído
hablar mucho, mal y bien. Lo malo, asociado a su persona y actitudes, y lo
bueno, ligado a su talento como escritor. Tiene ahora mismo 83 años.
Paul Theroux, conocido mundialmente por sus libros de
viajes, escritor estadounidense, tiene ahora mismo nueve años menos que
Naipul, es el creador de este libro
admirable por su honestidad y demostración de cómo uno se puede rendir ante el
talento sin perder la perspectiva de cómo es el ser humano que cobija ese
talento.
Dos cosas he aprendido en este libro.
Una. Que cuando se cuenta algo que se recuerda, se falsea
ineluctablemente. No porque no haya intención de contarlo tal cual, si no
porque el que lo cuenta no es ya el que lo experimentó y sí alguien que se
transformó con aquello que pasó entre otros sucesos que fueron acaeciendo
después. Ejemplo: Un boxeador que cuenta un combate que peleó, ya no cuenta el
combate tal como pasó, si no el combate que ganó o perdió pero que le dejó
“tocado”. Esto se nota desde la primera frase que Paul Theroux le dedica a V.
S. Naipul. Habla de su primer encuentro pero estando presentes todos los años
que mantuvieron su amistad, los sinsabores, los deslumbramientos, los apoyos y
las humillaciones y el rompimiento de su amistad. Y esto es de agradecer.
Porque podía haber mantenido Theroux, en el texto, un distanciamiento
artificial para intentar transmitirnos lo más fielmente posible aquello que fue
sintiendo a lo largo de su amistad con Naipul y hubiera estado más cerca de lo
que realmente pasó. Pero Theroux se rinde desde el principio y se pone a la
sombra de Naipul con todas las consecuencias.
Dos. Hay que ser muy honesto y un decidido degustador del
talento para no dejar que las miserias humanas propias y ajenas enloden lo que
puede brillar en cada uno de nosotros. Theroux, desde el principio, es un
rendido admirador de la personalidad literaria de Naipul y eso le costará mucho
sufrimiento. E innumerables sinsabores. Que sobrellevará con humildad y
entrega, porque estar a la luz del talento de Naipul le compensa.
Esto da como resultado un libro que no tiene parangón en
ningún escrito que yo conozca de parecidas características, donde o se lee una
rendida pleitesía, en libros gordototes y melosos, como los dedicados a Johann
Wolfgang von Goethe o Samuel Johnson o se
esquiva una rivalidad, a veces insultante, o animadversión latente, en cortos escritos o
artículos como aguijones de avispa. No pongo ejemplos, basta poner en el
Google, “escritores que hablan mal de escritores”.
Paul Theroux que ha viajado por el mundo entero nos ha
dejado su viaje por V.S. Naipul y no ha tenido empalago en, lo mismo que no se
extraña y no prejudicia costumbres de culturas ajenas, mostrarnos el paisaje y paisanaje
que se mueve dentro de este escritor que ha sido de ninguna parte, nacido en el
Caribe de procedencia hindú y educación inglesa, fruto de lo cual su carácter
intemperante y frio, ególatra y despectivo. Un carácter que grabado en los años
en que somos tierna plastilina, después toda la gloria literaria y todos los premios
recibidos y los homenajes dedicados no han contribuido a paliar*.
Igual que en algunos de sus viajes Theroux se puso, en vez
de a la sombra de un cocotero/palmera para ver pasar a sus gentes, a la sombra
de Naipul para observar sus evoluciones, recibiendo de vez en cuando unos cocotazos
que el aguantaba más o menos bien a cambio de los dátiles que también pudo
recoger.
Resumiendo un libro modélico, en el que se da ejemplo pleno
de toda la complejidad y variedad que puede encerrar eso que llamamos
naturaleza humana. Tanto de narrador como de narrado.
*Véase el asombroso paralelismo con J.J. Rousseau, el no
Aduanero, en el comportamiento que este tuvo con su compañera de toda la vida y
Naipul con su primera esposa.
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