Esta película ha seguido la senda de todas las películas,
por lo menos las que yo he visto: “El bosque”, “El sexto sentido” y “El
incidente”, de este director, y que no
es otra senda que crear unas expectativas desproporcionadas durante el
desarrollo de la historia para ir quedando al final, y poco a poco, en una
película más, convencional, del cine de entretenimiento. Llama la atención la
dificultad que tiene este cineasta, y más teniendo en cuenta que los guiones
suelen ser suyos, para culminar narraciones que casi siempre merecerían un final más acorde con el planteamiento. Es como si
al final la imaginación de este hombre se arrugara y no supiera qué hacer con
la trama.
Si te inventas una historia de un personaje con trastorno
disociativo de la personalidad, que además llegan hasta 24, esfuérzate un poco
y no acabes el film como se han acabado siempre los de sicópatas, o capturado o
suelto por ahí tramando la próxima. Busca un final que corone el planteamiento.
El cameo de Bruce Willis, lamentable.
Otra cosa que podía haber hecho es profundizar un poco más
en el aspecto “técnico”, incidiendo en la potencia del cerebro, en su
capacidad, para transformar el cuerpo, darle más aire a eso de que una
personalidad sea diabética y otra no, una fuerte y otras no. Suena todo el
guion a apresurado. Creo que el personaje de la doctora podía haber dado más de
sí. Después la excusa de la múltiple personalidad del protagonista ya suena a
muy manida, demasiado Freud, por no hablar del chirrido que supone que la chica
protagonista, a su edad, siga soportando a su cariñoso tío y ya el colmo que
eso sirva al “múltiple” para sacar unas conclusiones que hubiera estado mejor
que nos hubiera explicado la doctora.
No le encuentro sentido al manojo de flores en el metro y me
parece desproporcionado y muy de “Marvel” ver a la bestia batiendo los cinco
mil metros, desnudo en plan Hulk, muy visto. Por no hablar de sus capacidades
reptadoras, que más que dar miedo dan risa.
Me imagino que al actor protagonista se le debió hacer la
boca agua cuando le ofrecieron el papel, bueno los nueve o diez que interpreta,
pues el asunto daba para mucho. Aunque viendo como desarrolla esos nueve o diez
que aparecen, uno se explica que no se aventurasen con más. Un
actor muy limitado que se limita a alimentar las diferentes personalidades de
una manera muy vasta, más apoyado en el rostro que en la mirada, las muecas o
los gestos. Un actor muy plano para tanta complejidad. Ni siquiera “la bestia”
da mucho miedo.
Lo mejor, los diálogos del niño por ocurrentes y etcétera.
Esta película puro fuego de artificio. Mucho ruido y pocas
nueces. Claro que con tanto monstruo como anda suelto, ya cuesta ser original y
encontrar una verdadera razón para uno más.
La sala estaba llena. Que parece ser que es lo que importa
verdaderamente. O sea que un éxito comercial…
porque otra cosa.
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