Este intento de Maren Ade de
explicar que es lo que le da sentido a la vida contándonos la historia de un
padre atrabiliario e inclasificable que se pone manos a la obra cuando ve a su
hija ejecutiva, perdida y nada feliz, en un mundo frío y feroz del que todo sea
dicho el no ha salido muy bien parado, da como resultado un collage de escenas
que no consiguen vertebrar un guión bien trabado pero sí sumergirnos en un
universo de estupefacción y contrastes que si nos paramos a analizar escena por
escena seguramente nos llevará a poder ver en este film trozos de innumerables
cineastas del pasado, pasando por el neorrealismo, el absurdo, el ensimismamiento,
el surrealismo y hasta conatos de
suspense y misterio.
Esta historia, a veces
sorprendente, a veces insólita, a veces extravagante, a veces misteriosa, a
veces divertida, a veces desternillante, este ejercicio de irregularidad cinematográfica
da, paradójicamente, como resultado una película fascinante, pues en ningún
momento, ni tan siquiera al final se hace previsible. Lo que hoy en día, en que
todos somos espectadores más o menos avisados, se agradece mucho.
Se agradece mucho sentarte y
preguntarte a cada momento hacia dónde va la historia y pasar de estar
conmovido a soltar una carcajada. Como se ve un desarrollo poco regular que requiere
de un guión muy artificioso más al servicio en algunos momentos del gag que de
la historia. Pero aún así, cuando sales de la proyección y ya tienes en la
cabeza toda la película no puedes por menos que aceptar que el director ha
estado muy acertado. La vida no tiene sentido así que procura seguir tus instintos.
No es moral, no pretende dar lecciones, sólo exponer una situación. No hay
soluciones, sólo seres indefensos, débiles, que buscan el abrazo y el calor de
otros seres.
Que mientras eso pasa o no pasa,
viven, y que cuando no reciben la visita de un “Toni Erdmann”, ellos mismos se
hacen pasar por un “Toni Erdmann”. Ahora mismo sin ir más lejos, en unos días nuestras
calles se llenarán de “tonierdmanns”.
Vayan a verla aunque sólo sea para
ser sorprendidos.
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