Con una
puesta en escena que se mueve entre el cine de “Amélie”, esa cámara de medios y
primeros planos sobre rostros expresionistas, y los hermanos Coen, esos
personajes de comic, cuando disparatan, en el buen sentido de la palabra, esta
película cuenta de una original manera, una venganza. Con regate futbolero a
los espectadores incluido. Lo que dice mucho de la sangre fría de los
guionistas o de la disciplina férrea de
la directora que no se deja tentar por la bella historia de amor que tenía
entre las manos y sigue a lo suyo que es consumar una venganza.
Personajes
extravagantes en un pueblo imposible, sin una calle asfaltada, reciben la
visita de una mujer que siendo niña se tuvo que ir de malas maneras y hasta ahí
puedo contar. Aunque si lo contara no perdería ni pizca de su atractivo y la
diversión seguiría asegurada con guiños preciosos al cine del pasado y al
actual, con alfombra roja incluida. Impagable esa alfombra roja ardiendo y…
¿Quemando qué? ……. ¿Hay un mensaje de la
directora? ¿Hacia quién?
También
podría decir que a un pueblo de la lejana Australia, en manos de un malandrín,
llega una modista a imponer justicia. Y como en las películas del Oeste, el
malandrín contrata a otra modista más rápida para que se enfrente a la recién
llegada.
Y
también valdría para explicar el argumento.
¿Qué no
he hablado del sargento de policía?
Es que
si hablo del sargento de policía salen todos los que lean esta reseña pitando
para el cine.
Y la
verdad es que si no lo hacen será una verdadera pena.
Kate
Winslet va cogiendo peso, en todos los sentidos, y no me cabe la menor duda de
que en el futuro será una gloriosa Gloria Swanson, una atractiva Susan Sarandon
o una imponente Gena Rowlands. Está muy en su papel, que ahora está a la altura
de Kathleen Turner o Meryl Streep, pero es que la tropa de secundarios es mucha
tropa, dados sus papeles de llamativa presencia debido a sus debilidades,
enfermedades u otras peculiaridades. No se salva ni uno. Y queda, aún siendo la
indiscutible protagonista, un tanto ahogada por tanto friqui.
En fin,
ni había oído hablar de la película, cuando decidí verla. Disponía de dos horas
y no había ninguna otra que casara con mi horario, así que entré. Nada más empezar
la proyección y ver bajar a la modista del tren, con la maquina Singer y con la
música de la banda sonora supe que había tenido suerte. No me equivoqué.
¡Ah!,
durante la proyección se puso a sonar un móvil. Durante casi un minuto. Se ve
que su dueño no tenía muy claro como callarlo. No le vino mal a la historia que
estábamos viendo.
¡Ay, el
sargento de policía! ¡Qué hombre este!
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