Cuando se produce un hecho trágico, sembrado
de dolor, sufrimiento y muerte, y de ese hecho se da poca información, escasean
las noticias, todo lo que sea acercarse a él, bien con información periodística
escrita, bien reportajes televisivos o documentales cinematográficos, es
bienvenido.
Esclarecer los hechos y analizar las causas
siempre es bueno porque aumenta el conocimiento para poder evitar posibles
repeticiones.
Pero ante un hecho de estas características,
hoy en día, es poco probable que no haya información a raudales, muchas veces
desbocada, en demasía y en zafarrancho.
Es lo que pasó en su momento con los sucesos
que esta película rememora. Nos enteramos de ellos casi en directo. Hubo ríos
de tinta informando, analizando y sacando conclusiones de lo que había sucedido
mientras sucedía y los meses posteriores, con el juicio incluido al asesino
múltiple y protagonista indiscutible del suceso.
El que no se enteró es porque no quiso.
Sucedidas así las cosas era esperable que si
alguien se aventura a hacer una película sobre los hechos, lo haga con la
intención de añadir algo nuevo. En el plano creativo, quizás una historia con
una perspectiva nueva, esclarecedora, original. Quizás un enfoque técnico
novedoso, unos personajes llevados al límite. Quizás un tratamiento del asesino
que nos llevase a reflexionar sobre la naturaleza humana y el momento político
que vive Europa y por ende la sociedad occidental, con los extremismos de
derechas creciendo.
En el plano técnico, quizás una forma de
rodar sorprendente, en consonancia con cómo sucedieron los hechos.
Era esperable algo que justificase el rodaje
de esta película sobre unos sucesos
harto conocidos.
Y esperando nos hemos quedado.
No he encontrado ni una sola razón, ni una
escena, que justifique que está película se haya llevado a cabo.
Es un gris documento cinematográfico sin
ninguna razón de ser.
Un rodaje correcto en el que se pueden
aceptar como débiles aciertos el traqueteo constante de los disparos, la
ausencia del asesino, pero ya está.
¡Con tanto para reflexionar que originan
hechos como éste!
Apunto uno: Un individuo se agencia unas
armas, pone unos explosivos en Oslo, viaja a una isla, asesina a más de setenta
personas y deja traumatizadas de por vida a más de trescientas, es detenido, es
juzgado y condenado a 21 años de cárcel, lo máximo en Noruega, con el probable
desenlace de que dentro de 10 años esté en la calle, libre. O sea que para el
2022 posiblemente sea un ciudadano con todos sus derechos intactos. Bien
comido, bien bebido y si se ha aplicado con alguna formación adquirida. Y con
su ideología nazi bien arraigada en su cerebro como ha estado dando señales
estos años, con denuncias incluidas al Gobierno noruego por diferentes razones.
Denuncias escuchadas, atendidas y tratadas por los tribunales de Justicia de
ese país.
¿Qué clase de sociedad tenemos?
Para esos e podía haber aprovechado esta
película, por ejemplo.
Para que no resulte tan intrascendente e
irrelevante como resulta desde todos los puntos de vista, incluido el
cinematográfico, que es el que nos ha traído aquí.
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