“Aunque por supuesto terminas siendo tú
mismo” de David Lipsky
(Un viaje con David
Foster Wallace)
A ver. Cómo ha ido la cosa. Primero leí un libro de cuentos
de DFW, después más libros. Ni de cuentos, ni novelísticos, eran libros que
contaban historia-reportajes, historias-documentos, entre el periodismo, la
ficción y la filosofía. Hablando de nuestro tiempo bajo una perspectiva nueva.
¿Cómo definir esa perspectiva? Difícil, pero se podía decir que es una
perspectiva propia de un niño, por lo puro y auténtico de la mirada, capacitado
para almacenar más observaciones de las que se pueden digerir, llevada a cabo
por una mente despierta, comprometida con su tiempo y que carga con una
educación que sabe equivocada pero no se puede quitar de encima.
David Lipsky era por aquella época (1996) un escritor que
intentaba levantar la cabeza y respirar aire limpio en el panorama literario
norteamericano. Le llega un libro, “La broma infinita” (https://cadasegundoajeno.blogspot.com/2019/08/alrededor-de-dfw-iii.html), de un nuevo escritor, David
Foster Wallace. Queda deslumbrado y le propone a la revista Rolling Stone
entrevistarlo durante su gira de presentación y venta por los USA de esta
novela que lo ha deslumbrado. La revista y el autor aceptan. Así nace “Aunque
por supuesto terminas siendo tu mismo”, que es una frase que durante la
entrevista dice DFW. Una frase que transmite un poco lo que es el personaje y
un poco los entresijos de lo que es su producción literaria: Una lucha
permanente entre un espíritu crítico que se rebela (y a la vez revela) contra el “estado de cosas” y una lúcida
aceptación de la derrota frente a ese estado de cosas. Lo que no le impide
ponerlo patas arriba y mostrarnos sus execrables armas, todas asquerosamente
materiales y atractivas. Él mismo es pasto de ellas. Durante la entrevista
queda patente su predisposición a las bebidas y comidas rápidas y estúpidas de
nuestra sociedad. Nada de vinos, licores de destilación o comidas elaboradas.
Todo grasa, gas y aditivos sin cuento. Mcdonalds y Dite pepsi a tutiplén.
Hay dos aciertos de David Lipsky y una rendición inexcusable
en el libro.
La primera haber conseguido que el libro se oiga. He leído
el libro, oyéndolo. Estás leyéndolo y no te cuesta nada ponerle voz. Esas
frases que surgen vacilantes, repetitivas, típicas de conversadores poco hábiles en la dicción
pero con mucho que decir, que tienen aliento, que transmiten muy bien o
complementan la personalidad que se va sintiendo a través de lo que dicen.
Y la otra, esas acertadas acotaciones que él entrevistador
pone entre corcheras, y que a veces son una tercera voz, cómplice del
lector, a través de las que disecciona
al personaje, como si fuesen en un cuadro pinceladas que avivan lo que
muestran. David Lipsky escribe lo que oye y
a la vez va pensando,
Habla
DFW, entre corcheras el pensamiento de DL,
“…y sé que es menos interesante para los propósitos de tu
ensayo [Llamándolo ahora ensayo, como lo que él escribe. Interesante.], es que
ese patrón…”
“….[Su manera de hablar me está infiltrando por completo]…”
“… [Empiezo a hablar como él, con su mismo acento y
utilizando superlativos y demás. Su tirón sobre los objetos que le rodean es
así de fuerte]….
“Ah, qué bien. 120 dólares la noche.
[Está comprobando cuánto costará la noche de hotel, para ver
si me deja seco]
Y la rendición inexcusable, que después es una complicidad
aceptada por el lector, por lo menos por mí, ante el personaje que le hace
parecer algunas veces un tonto de pueblo perplejo ante los comentarios de un
urbanita espabilado. Luego terminas aceptando que indefectiblemente frente a
DFW eres alguien que te das cuenta de la
mitad de las cosas que él descubre. Una
posición que David Lipsky adopta desde el principio, quizás porque ya viene
predispuesto. Ya sabía cosas que
nosotros descubrimos durante la entrevista. Claro, cuando transcribe la
entrevista, la entrevista ya sucedió. No sabe guardar el secreto.
Un libro en el que queda muy bien reflejado el pensamiento
de DFW, pues DL le arranca confesiones verdaderamente capitales para entender
su obra, personalidad y pensamiento,
“Pues para mí, en tanto varón americano, la cara que le
pondría al terror es cuando comienzas a darte cuenta de que nada es suficiente,
¿entiendes? Que ningún placer es suficiente, que ningún logro es suficiente.
Que hay una especie de rara insatisfacción o vacio en el núcleo del ser que no
hay manera de mitigar mediante cosas exteriores”
Toda su obra literaria está impregnada de ese pensamiento.
Puro existencialismo dicho a la cara de la sociedad del siglo XXI. Puro
existencialismo, última edición.
En el que no deja de haber puntos conmovedores, cuando
explicita,
“Yo me veo como alguien que se ha quemado
extraordinariamente por convivir consigo mismo”
Y en el mismo párrafo,
“Porque tengo que, sabes, lo que espero es como cuarenta años
más de trabajo por delante”
Esto se dijo en 1996, se suicidó en 2008.
Tenía razón en la primera frase. Esperanzas vanas. Sólo
fueron doce años.
Un libro que podía
pasar por un retrato perfecto del artista lucido y desarmado del siglo XXI. No
hay nada que hacer, si no cambias de mundo.
O te pliegas o te traga.
Una recomendación, un recorrido: Ver la película como si
fuese un personaje inventado. Leer el libro de entrevistas. Ver algún Youtube
del escritor, hay muchos. Y después leer sus libros. Dejar para el final “La
broma infinita”, o si no, correr el riesgo de quedar ahíto por unos meses. Y ya
no volver a ver la literatura de la manera que se ha visto hasta ese momento.
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