Las prisas. Aún están calientes sus cenizas, pululan por ahí
todo tipo de aparatos electrónicos inventados por él o su empresa y ya hay
libros, pelis, reportajes, pines, camisetas, calzoncillos y vaya usted a saber
qué más con su nombre y teniendo como único objetivo el de hacer caja y, claro,
eso no es bueno. Pero a ver quién es el guapo que mantiene la calma y se pone a
trabajar en una cosa que tenga que ver con este personaje para, digamos,
ponerla ante la luz pública dentro de dos lustros.
¡A saber qué y cuántas cosas habrán pasado en estos años!
¿Steve Jobs? ¿Quién es ése?
Este apresuramiento, esta falta de maduración, en la
realización de este film, pues se nota bastante. O sea, otro producto verde.
Con poco sabor, un olor muy artificial y un sabor fragmentario.
Pero habría que separar la cuestión meramente técnica de la
realización de la historia, de lo que en ella se cuenta, para no mezclar
churras con merinas y hacer una confusa valoración de la película.
Que con una buena interpretación y dirección de actores no
está todo hecho se nota mucho en esta película. Pues aunque Michael Fassbender
hace una interpretación muy sólida del personaje, y el contrapunto de una
excelente Kate Winslet, arropada por toda esa caterva de actores secundarios
estupendos que ya es marca del cine americano, nutren la pantalla, sin embargo
uno no deja de tener la sensación de que la historia que está viendo está
siendo narrada para espectadores avisados que ya saben de qué va todo. Y es que
me parece que es el guión lo que hace que esta película no transmita en ningún
momento ese fervor, esa admiración, ese delirio que el portentoso personaje que
fue este visionario de los nuevos tiempos informáticos despertó en vida. Y eso
que los diálogos son abundantes y chispeantes.
Sí, ya sé, que casi todo el mundo está avisado, casi todo el
mundo ha tenido algún aparato con la correspondiente manzana pegada, pero creo
que una obra que pretende reflejar el poderío de un personaje, su personalidad,
sus complejas creencias debe ser un todo en sí, sin dejar nada al azar de una
época en la que parece que todo el mundo está al tanto de todo lo que pasa o al
menos a oído hablar de ello.
Este guión, partido en tres capítulos:
El primer intento
Mac, la idea de hacer algo cerrado cuando con Microsoft a la cabeza la
corriente era hacer algo abierto que todo el mundo pudiese trastear, daba para
mucha reflexión y simbología y se queda en un quiero y no puedo, en un inexplicable
fracaso que no contribuye a fortalecer la visión del personaje en nada. Ocasión
desaprovechada.
El segundo, el Next, con esa obsesión por el cubo que
simboliza el control a costa de todo para seguir construyendo el personaje no
da para mucho.
El tercero. Por fin el iMac, que no dejo de ser sino el
pastel cuya guinda fue el iPod y…y bueno, ya todo es historia y continuará
siéndolo viendo las tiendas de Apple llenas de gente pululando por ellas y
adorando sus productos como si reliquias religiosas fuesen.
Bueno pues esta forma de compartimentar el guión me recuerda
a la manera que teníamos en el colegio los dibujantes poco dotados cuando ante
un objeto complejo cuadriculábamos la página e íbamos haciendo cuadro por
cuadro. Así, esta película se ha quedado en tres cuadriculas rellenas. Las
otras: Cómo empezó, la relación con sus padres adoptivos, cómo localizo a sus
padres naturales, qué pasó para ser abandonado, el nacimiento del Ipod, La
llegada del Iphone, la evolución del personaje y de la persona……demasiadas
cuadrículas.
O sea, no se ha podido con tanto personaje, o hay guardadas
cuadrículas para otras pelis… que todo podría ser. Steve Jobs como manantial
inagotable… que se suma a tantos otros manantiales ya secos pero de inagotable
rentabilidad.
Y una cuestión secundaria al film: Al paso que vamos la
música de Bob Dylan lleva camino de convertirse en esa patina dorada, en ese
añadido siempre eficaz, en ese socorrido acabado que nunca falla y le añade a
lo que toca su calidad de imperecedero. Empieza a estar muy visto y oído.
Titular la película “Un fragmento de Steve Jobs” hubiera
estado bien.
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