Vaya por delante que la campaña publicitaria
de Telecinco, pasado lo que es normal, es decir hablar de la película
favorablemente una vez al día antes de su lanzamiento y una vez cada dos o tres
días después, ha resultado indigesta y un pelín contraproducente. Ya se sabe
aquello de que de tanto como alaban algo nace la sospecha de que tal vez no sea
lo que se dice. Pero claro, como es de la casa y se han puesto dineritos, pues
a cargar las tintas. Ya a nadie extraña que en plenos programas de noticias, lo
que se llamaba antes el Telediario, se dediquen las cadenas de televisión a
alabar sus propios productos. O a ignorarlos cuando no son propios. Porque el día
de la presentación de este film, en TVE1, en un reportaje sobre los estrenos de
las películas de ese fin de semana se la ignoró totalmente.
¿Dónde queda el respeto por el
telespectador? Eso digo yo, ¿Dónde?
Pero vayamos con la película.
En algún medio escrito he leído que
era tildada de peliculón. Pues si peliculón es Apocalypse Now, Blade Runner o
Terciopelo Azul, El niño no es un peliculón. Es un film de acción, muy bien
llevado a término, con un guión respetable y con algunos actores excelentes. A
más de darnos una visión de lo que pasa en el Estrecho de Gibraltar, frontera
con Marruecos incluida, que llama la atención el que teniéndolo tan cerca
sepamos tan poco los españoles que no andamos cerca. Pero eché a faltar unos personajes
con más entraña. Luis Tosar hubiera dado para mucho más y el niño para mucho
menos. Tanta mirada salvaje y tanta pose lo desvirtuaba como personaje de carne
y hueso, sobre todo cuando se enfrentaba a su enamorada, muy intensa y con más
humanidad. Tampoco hubiera estado mal profundizar un poco más en los entresijos
del puerto. Profundizar no es poner unas escenas de la pesca del atún o unos
esquiadores surfistas en la playa. Lo que le hubiera dado a la historia
consistencia.
En cuanto a los actores, Luis
Tosar se ha puesto a la altura de Javier Bardem y rebasada la frontera de actor
secundario de lujo, no tiene límites y el film hubiera ganado si él hubiese
sido el pivote sobre el que girase la historia y no el niño. Eduard Fernández y
Sergi López, dos lujos para la película. La naturalidad de Sergi López
interpretando es toda una lección de sumersión en un personaje. Los trozos de
él y Luis Tosar, estupendos. Los segundos finales en la playa entre Eduard
Fernández y Luis Tosar, miraditas van y vienen, antológicos.
Barbara Lennie y Mariem Bachir,
correctas en su papel de relleno en un mundo de hombres.
El compi, un poco excesivo,
parecía sacado de Aida.
El atractivo de Jesús Castro no
sale bien parado al lado de los tres actores que le rondan toda la película. Si
quiere ganarse la vida de actor, deberá ponerse a estudiar. Si quiere ser
actor, claro. Si sólo quiere hacer películas no hace falta. Ver las pelis de Paul Newman y Robert Redford
le ayudaría. O de Brad Pitt.
Pasé un buen rato. Me gustó
mucho el plano de las grúas bailoteando en el muelle, conteiner para acá, conteiner
para allá. Siempre son estimulantes unas imágenes de los pueblos marroquís y
sobre todo agradecí mucho el final: Real como la vida misma.
Daniel Monzón no ha podido
mantener el nivel de Celda 211. La tensión dramática tan bien llevada en
aquella película aquí es irregular a pesar de tanta persecución. En Celda 211
la línea narrativa estaba marcada por el escenario y los personajes. En esta película
al abrirse el escenario y ampliarse los personajes con sus diversas vicisitudes,
la historia no es ni de uno ni de otro y tampoco es de todos. Se ha llamado El
niño pero se podía haber llamado Estrecho.
Vamos, es mi modesta opinión.
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