Internet
nos traerá muchas películas y de entre ellas perduraran unas poquitas, como ha
pasado con el Lejano Oeste, con la Segunda Guerra Mundial o con el Imperio Romano.
En cada momento de la historia del ser humano, ha habido sucesos que han
alterado nuestras expectativas. La alteración que prevemos que Internet puede
causar en nuestro futuro despierta unas previsiones que estoy seguro que aún no
somos capaces de columbrar en todo su esplendor…u horror. Pero mientras, vamos
elucubrando y presentando opciones. En cualquier rama del arte.
La
película de Nacho Vigalondo no ha profundizado, en cuanto a contenido, gran cosa
en ese futuro. Y no creo que perdure más allá de su temporada de estreno y lo
que la campaña publicitaria logre arañar. El argumento es de lo más manido: Chica
guapa perseguida por maniático obsesivo es defendida por príncipe de la
informática. ¿A qué me suena esto? A casi todo. Sólo al final y muy de pasada
dos ligeras reflexiones sobre qué está haciendo con nosotros el mundo virtual
de internet, y como nuestro afán de cuzos está por encima de cualquier otra
consideración ética. Y nada más.
El
guionista se ha pasado en su inventiva a la hora de dotar a internet de
facultades, como cuando en una película antigua un personaje descolgaba el
teléfono y sin dar tiempo a que se pusiera una operadora soltaba su perorata, restando
credibilidad. Todos sabemos cómo van las conexiones inalámbricas de rápidas,
aquí y en Pekín. Y luego la forma de cerrar la historia me ha recordado a esas
películas de viajes en el tiempo que desembocan en un galimatías sobre el que el
guionista corre un tupido velo pues el bucle en el que entra la narración con
un viajero en el tiempo que debe cambiar algo para que algo no suceda pero que
si lo cambia también se cambia él y entonces cómo va a ser posible que pueda viajar
en el tiempo si resulta que al cambiar el pasado…en fin, fin. Se corta el bucle
de un tijeretazo y a otra cosa. Demasiado liada la madeja.
Me han
gustado los efectos especiales, sobre todo los que tienen como ingrediente
principal la pantalla de un ordenador, equilibrados y en consonancia con la
historia, y lo más creíble de la película, paradójicamente.
No
cuaja el intento de reflexionar sobre lo indefensos que estamos ante internet y
en fin, una peli para incondicionales de las persecuciones y las inverosímiles
aventuras de un James Bond cualquiera. No me explicaba al entrar porque la
película estaba autorizada para mayores de doce años. Después sí. Incluso podía
haber estado autorizada para mayores de siete o de cinco años.
Los
actores están. Que en este tipo de películas es más que suficiente.
¡Ah!, y
las comparaciones con La Ventana Indiscreta de Sir Alfred
Joseph Hitchcock……. por eso, porque se trata de ventanas, que otra cosa.
Al comienzo pensé que me había equivocado de película y me iba a ir, pero no, era ésta.
Al comienzo pensé que me había equivocado de película y me iba a ir, pero no, era ésta.
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