Cuando me
encontré que una poeta había escrito en los años sesenta/setenta poemas como
“Menstruación a los cuarenta años”:
… La matriz
no es un reloj
ni una
campana que suena
pero en el undécimo mes de su vida
siento el noviembre del cuerpo
tanto como
el del calendario….
Fue
inevitable que me sintiera interesado. Así que busqué en Internet y vi que se había suicidado con
46 años y leí más poesías:
“El seno”
……..no es
que sea ganado para comer,
no es que
sea una especie de calle,
pero tus
manos me encontraron como un arquitecto…….
“18 de
Diciembre”
…. ¡Besa mi
sexo, señor Bind! ¿Sí?
¿Considerarías el lanzarte a ti mismo sobre
mí,
riguroso pero de algún modo amable?....
...Dibújame
bien, dibújame cálida.
Dame tu
muñeca huesuda y
tu extraño,
señor Bind, extraño severo cuerno.
Cariño, dame con esto una hora de
ondulaciones,
pues ésta es la música para la cual nací…….
Poesía desde
las entrañas, sin eufemismos, al borde del abismo. Cuando un artista crea para
enriquecerse y ganar fama y lo que crea merece la pena hay que respetarlo.
Cuando un artista crea porque no puede hacer otra cosa hay que respetar lo que
hace valga o no valga un duro. Pero cuando se escribe para sobrevivir hay que
leer lo más que se pueda de ese autor porque seguro que se puede aprender,
seguro, y emocionarse y sumirse en un torrente de sensaciones, segurísimo.
He leído
primero sus poesías y después su biografía- Biografía de Anne Sexton de Diane
Wood Middlebrook (Circe, 1998).
De esa
manera llegué a ella como si hubiera sido primero su cirujano y después un
vecino meticón. Recomiendo a los que se quieran acercar a sus poesías que
primero lean su biografía y después sus poemas. Y si antes se dan un paseo por
youtube, dónde hay varios fragmentos de ella leyendo su poesía o jugando con
sus hijas, mucho mejor.
Tendrán en
mente mientras leen sus gritos de socorro, su figura seductora y atractiva,
verán la intensidad de su mirada y se preguntaran cómo cabe tanta fragilidad en
una persona tan aparentemente fuerte.
Vivió
acosada por demonios que intentó combatir con pastillas y una vida volcada en
la lujuria, pero sorprendentemente fue escribir lo que le dio instantes de
reposo y alguna esperanza que después, un día de 1974 se truncó
definitivamente. Una más de esas cometas brillantes que lucen intensamente y
que se queman en su propio fulgor.
Es conocida
como una de las poetas principales de lo que se ha llamado “Poesía
confesional”, junto a Sylvia Plath que también se suicidó. Pero tanto la
etiqueta como la comparación me parecen
bastante limitadoras. Silvia era más académica. Llegó a la poesía apoyada en
una preparación, en una guía. Anne Sexton llega a la poesía como otros seres
humanos llegan al alcohol. De ahí que
escribiera poesía como los alcohólicos beben. Destruyéndose en cada vaso de
sílabas.
Está en todas
las bibliotecas públicas.
Nota:
Leyendo su biografía me entero de que se encontró al menos en una ocasión, en
la Universidad de Boston, con John Cheever. ¡Cuánto me hubiera gustado
asistir al cruce de sus miradas!
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