Hay una lectura actual de “La gran estafa americana”, y es
que llega a España en un buen momento de nuestra vida nacional. Muchas de las
escenas de la película nos resultan harto familiares. De hecho en los últimos
años vivimos sumergidos en una gran estafa y muchas veces las noticias que
desde los medios de comunicación nos llegan nos hacen preguntarnos: ¿Esto es
verdad o estoy viviendo en una película?
Así que no es de extrañar que a estas alturas cuando las escenas
de esta película van desfilando, muchos espectadores se aburran, de hecho de la
sala en la que yo la vi, se levantaron dos parejas que hicieron mutis por el
foro. Seguramente a causa de alguna otra razón perentoria, acarreada por una
de las muchas urgencias de variado tipo que nos acosan, pero no pude por menos
que pensar: Mira, se van, porque están aburridos de corrupciones. Y es que si
vas al cine y ves lo mismo que diariamente lees en los periódicos se explica un
poco este cansancio.
Después está la lectura que perdurará, porque corruptos
dejaremos de ser, o nos obligaran a dejar de serlo, pero estafadores no, va con
el ser humano. La vida es una estafa. Ésta es una frase que nunca dejará de
pronunciarse, pensarse o promocionarse.
Es en este aspecto donde me parece que la película tiene su
acierto y la esencia de su motivo de ser. Viendo el transcurso de la misma me he
dado cuenta de que el estafador es en realidad en nuestra sociedad un tipo en
desventaja….porque sólo es estafador. Frente a los demás ciudadanos no puede
competir. Porque hay ciudadanos policías que además son estafadores, ciudadanos
ingenieros que además son estafadores,
ciudadanos carpinteros que además son estafadores y así todas y cada una de las profesiones, cada una de las personas.
Mientras que el estafador sólo es estafador. Y cuando ante el estafador de
profesión vocacional se coloca un ciudadano polivalente que además de su
profesión puede ser estafador, pues el estafador es normal que se queje de
competencia desleal e intrusismo laboral.
El personaje de Christian Bale debería convertirse en uno de
esos personajes que devienen prototipos del cine. Digo debería porque,
contemplada con unas horas de perspectiva, nada en la película está a su altura. Quizás los instantes en que aparece Robert de Niro y poco
más.
Se presenta como un hombre hecho a sí mismo que aprendió de
pequeño a estafar y que se gana la vida estafando. Nada importante. Para tener una
vida llevadera. Y es lo que quiere, nada más. Sus problemas empiezan cuando se
ve obligado a lo que se podría llamar progresar en su profesión, cosa que él no
desea y contra la cual se resiste durante toda la película. Es magistral la
escena en la que van grabando los sucesivos sobornos a los políticos de turno.
Se siente tan escandalizado y tan inseguro que tiene que salir a tomar aire
fresco.
Es algo así como si a un carterista de estos del metro le hubiera llamado Mariano Rubio, otro Mariano, ofreciéndole robar el Banco de España. Se hubiera negado de entrada, pero si no hubiera tenido más remedio que
hacerlo….estaría en la misma situación que el protagonista de este film.
Aciertos de esta peli, el soberbio trabajo de Christian Bale.
Se puede decir que abre los brazos y bajo su amparo la historia se desliza con una verosimilitud
incandescente. Los otros personajes se dejan llevar por su presencia. Hacía tiempo
que no veía tan bien a Robert de Niro. Un papel corto que corta el aliento.
Comedido, casi ni parecía De Niro. La esposa del estafador es la salsa de la
historia. Con sus piruetas mentales consigue un personaje que casi le roba el
protagonismo a la protagonista estafadora y amante de su marido.
Desaciertos: No sé si por culpa del montaje o por el guión,
el ritmo de la peli es sincopado. Va a tirones. A ratos tenía la sensación de
que eran trozos inconexos y pegados siguiendo un hilo pero sin que entre ellos
hubiera relleno, no sé si me explico.
El personaje femenino protagonista no me lo acabé de creer. No
la vi sexy en ningún momento, si sexy era Kim Basinger en L.A. Confidential. La
distancia es abismal. No puedo explicarme que pretende el director sacándola
toda la peli casi enseñando las tetas, hasta en las situaciones más
inapropiadas e injustificables. Además unas tetas de lo más discretas. No me lo
creí. Y el agente del FBI, de comic. Sus rulos en el pelo, una gracieta.
Una película que podría haber sido una gran película y
se queda en entretenida.
Por cierto no sé si al director se le olvidó explicarnos qué
pasó al final con la historieta del jefe del FBI cuando su padre, su hermano y
él iban a pescar en el hielo. O lo dejó así, adrede. Una idea de la dirección
tan poco fiable que ha hecho.
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