sábado, 27 de marzo de 2021

“Edad de hombre” de Michel Leiris

Edad de Hombre, Michel Leiris de segunda mano por 10 € en Barcelona en  WALLAPOP

A mí siempre me parece que la cultura francesa en general, al menos la que nos llega, peca con mucha frecuencia de exceso de exhibicionismo. Para lo bueno y para lo malo.
En este libro de Michel Leiris, en el que según Susan Sontag, el autor se vuelca y hace una disección de si mismo, sobre todo aludiendo  a lo más oscuro e inconfesable, no puedo por menos de ver mucho exhibicionismo, poca humildad y sentir el tufo de la autocomplacencia.
No veo en estas confesiones ni pizca de dolor, amargura, cosa normal teniendo en cuenta que habla de carencias que no son precisamente el alimento de la felicidad y el bienestar. Hay como un orgullo soterrado en ese estar pasándolo mal, masoquismo. Se publicitan las desgracias, carencias y penalidades que uno sufre a la vez que se muestra un cierto orgullo por ser el elegido. Lo que te lleva a terminar leyendo estas lineas como quien ve una película, a veces de dibujos animados.
Porque la verdad es que tampoco estas confesiones sirven para sacar del tabú ciertos temas pues el protagonista nunca se muestra rebelde y reivindicativo, más bien derrotado y sometido.
Hay más emoción, intensidad, compasión, dolor en un cuento de Carver que en todo el libro de Leiris.
No me gusta hablar de snobismo, deseos de epatar, dependencia del lector, pero es que él mismo lo dice en varias ocasiones. Y no parece que estas vicisitudes desgraciadas sirvan para otra cosa que para ver su vida como una rígida caja, de ángulos imposibles, en la que él se acopla, se doblega.
En fin no encuentro en ningún momento la posibilidad de emocionarme. Acabo el libro y siento que no he salido en ningún momento de la anécdota. Lo arbitrario de la narración que sigue una linea narrativa más que aleatoria no ayuda.
Una anécdota que Leiris se ha encargado de relacionarla con personajes mitológicos y bíblicos. ¿Y quién que está a punto de despeñarse o quién que sufre de marginación y desprecio, sufre burlas, se entretiene en arreglarse el flequillo y limpiarse los zapatos?
No consigo no ya compadecerme, es que ni tan siquiera consigo interesarme.
Un petimetre en el país de los ombligos. Así veo a veces a Francia.
Intrascendente para mí.



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