lunes, 6 de enero de 2020
“El irlandés” de Martin Scorsese
Si Scorsese en vez de ser director de cine fuese entomólogo, los barrios italianos de las ciudades de America serían su campo de estudio y de entre todos los tipos, el mafiosos sería su insecto preferido.
Este proyecto, no historia, que surgió de la cabeza de De Niro y que ha llegado a cabo Scorsese es la última obra maestra de este ultimo. Sin ambages.
Me producía desconfianza esa nueva técnica de rejuvenecimiento de rostros y no veía muy claro como afectaría al film. Al estar viendo la proyección seguía desconfiando, cuando a fuerza de una dialogo con sustancia y contenido caí en la cuenta de que podía estar viendo teatro japonés con actores enmascarados.
Cierto hieratismo en sus caras, cierto acartonamiento le daban a los actores valor simbólico, de esfinge. Lo que daba a los personajes una solemnidad, marcaba una distancia con lo que estaba ocurriendo y además no impedía que sus rostros transmitieran emociones. Sólo hay que ver a De Niro en algunos planos medios. Era un mix entre la interpretación occidental y la oriental, más parecida al teatro griego. Sorprendente de ver. Y grato. Llevar la mafia al nivel de las tragedias griegas y no sólo por el tema.
Esta película es indudablemente un homenaje que Scorsese se ha querido dar a si mismo y compartirlo con sus actores fetiches de siempre. De Niro está estupendo, alejado de esas interpretaciones llenas de tics, planas, vacías y la corte de secundarios no puede ser más fantástica.
Brilla en el guion, a modo de contrapunto del mundo que retrata, la relación conflictiva entre el irlandés y su hija Peggy. Un rayo de luz humano entre tanto crimen.
Un guion lleno de esos pequeños diálogos que se han hecho clásicos en este tipo de películas, esos pequeños diálogos que son brochazos de cotidianidad en unas vidas muy poco rutinarias. Yo destacaría el referente al olor de pescado dentro de los coches, casi al final. Me parece delicioso.
Sólo un pero en la historia. No veo muy claro, a riesgo de hacer spoiler, el papel del hijo en la muerte de Hoffa. Si estaba ¿por qué no se extrañó?. No tiene lógica. No hubiera costado nada poner otro conductor. No está clara la escena.
En fin, Scorsese lo ha vuelto a hacer. Darle otra vuelta de tuerca a sus estupendas películas de italoamericanos y batir el record que habían marcado Los Soprano.
Y vaticino un recorrido interesante a esta técnica de rejuvenecimiento. Para enfrentarse al cine de personajes creados artificialmente, por ejemplo. A ver.
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